Capitulo 30.

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-¿De verdad haces boxeo?- pregunta el pelirosa mientras devora las fresas bañadas en ese delicioso caramelo como un muerto de hambre, eran escasas las veces en la que se permitía comer así y creía que la ocasión lo ameritaba. Estaba agradecido a no encontrarse con carnes y solo frutas silvestres en su lugar.

Al parecer Yang recordaba que él era un poco delicado cuando se trataba de comida. El pelirosa adoró que todo dentro de la carpa fuese rojo, incluso las mantas eran rojas. Lo único que rompía la tonalidad era la lámpara, pues ésta era dorada. Hasta habían pétalos de rosas esparcidos por todo el estrecho lugar y se había sonrojado al verlo, pues el pelinegro estaba siendo muy romántico a su parecer.

—Sí, así que ten cuidado conmigo. – Jungwon le guiña un ojo y Sunoo ríe, negando con la cabeza.

Se acaba el plato cuando menos se da cuenta, frunce el ceño al ver que no le ha preguntando a Jungwon si él quería acompañarlo a comer.

—Lo siento, me comí todo y no te invité... avergonzado, lamiendo sus deditos. – susurra

—Tranquilo, no tengo hambre. Al menos, no de comida.– dice esto último por lo bajo, por lo tanto Sunoo no lo oye.

Al terminar el pelirosa, deja el plato en el canasto, fuera del colchón inflable donde se estaban sentando. Aprovecha y divertido empuja a Yang hasta que éste estrella su cabeza contra la suave almohada, se coloca sobre su cuerpo y le da un pequeño y casto beso.

—Gracias por hacer esto, Jungwon. Sinceramente no me lo esperaba.

—Pues de eso se tratan las sorpresas, tonto, de que no tengas que saberlo.

Ambos ríen y se abrazan por un rato, sus cuerpos están fríos debido al viento que entra a la carpa, pues aún no la habían cerrado. Sunoo al no soportar los molestos escalofríos que sufría su cuerpo decide cerrarla, acurrucándose a un lado de Yang, seguido de taparlos con una de las gruesas mantas. El pecho del pelinegro era una cómoda almohada. Ahora solo oían al viento impactar con la carpa, era algo tranquilizador.

—¿Recuerdas cuando dije que el día que supiera por qué me comporto de esta manera contigo, te diría el motivo?– habla Jungwon de repente, mientras le acaricia el cabello con suavidad.

—Sí, lo recuerdo.

—Bueno, pues ya lo sé. – levanta la parte superior de su cuerpo y se apoya en un codo, dejando que el pelirosa se acurruque a su lado.

—Dimelo entonces, porque no soy adivino.

Sunoo se derrite al sentir la mano cálida de Jungwon acariciar su rostro, sus mejillas en realidad.

—A éste idiota le gustas mucho, Sunoo. - susurra el pelinegro, mirándolo tan profundo a los ojos. — Es un poco obvio, ¿no?

Kim no sabe qué responderle, era eso lo que exactamente quería oír y ahora simplemente se quedaba sin palabras. Pasan unos segundos largos en donde el silencio reina.

—¿No dirás nada?– pregunta decepcionado Jungwon. — Sé que... sé que no soy el mejor, pero de verdad quisiera tener una oportunidad contigo.

¿Acaso Yang le estaba hablando de un noviazgo?

—Sigue hablando.– ruega Sunoo, queriendo oír un poco más y haciendo sonreír al otro.

—Quizá es un poco apresurado de mi parte, también sé que no hemos tenido citas pero te puedo asegurar que te conozco más de lo que crees...

—¿Ah, sí? Ya que dices conocerme, descríbeme. —reta Sunoo.

Yang alza sus cejas, acercándose cada vez más a su rostro.

"𝗣𝗮𝗰𝗶𝗲𝗻𝗰𝗶𝗮Donde viven las historias. Descúbrelo ahora