ʜᴀɴᴀʜᴀᴋɪ

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🥀... 𝐇𝐀𝐍𝐀𝐇𝐀𝐊𝐈 𝐃𝐈𝐒𝐄𝐀𝐒𝐄... 🥀
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Cierto rizado de ojos avellana se encontraba más decaído que otros días, aunque quisiese parecer normal, para los ojos de Miguel, estaba mal y era notorio

No es como si Andrés ya hubiese llegado así, todo fue debido a que mientras de dirigían a su trabajo, Andrés, vió a su mejor amigo muy cariñoso con una chica, ambos reían y el dulce que estos emanaban por tanto cariño seguramente llegaba hasta el otro lado del mundo

Creo que ya entiendieron...

– ¿Andrés? –

Volteó a ver al nombrado después de notar que se había detenido en seco; a pesar de ser el quien lo molestaba seguidas veces con eso, tardo en comprender que era lo que sucedía y cuando por fin su cerebro logró hacer click, Andrés ya se encontraba con ambas manos en su pecho

Segunda puzada

Nuevamente aquella sensación combinada con un dolor agudo se hacía presente, esta vez, el dolor habia incrementado logrando sacar leves quejas de dolor del rizado, quien, aun con mirada baja y una mano en su pecho le ordenó a su compañero que siguieran con su camino ignorando todo lo anteriormente ocurrido.

– Oye... Estás bien? No creí que lo de Ari te afectaría ya que siempre niegas que Ari te gusta y ese tipo de cosas –

Silencio, no recibió respuesta alguna y en su lugar solo era silencio – Andrés – volvió a llamarlo sin logro alguno, se encontraba tan perdido en sus pensamientos que no lograba escuchar los llamados de su amigo

– Andrés! – última llamada y esta fue al fin atendida con un grito de frustración – ¡¿QUÉ?! –

Miguel sin quejarse por el grito se sentó a su lado y comenzó una serie de preguntas, tratando de averiguar lo que su amigo tenía, lo verán muy inmaduro mas podía ser maduro si quería, por ejemplo... Ahora.

– estoy bien, solo... –

Lo que estaba por decir ni el se lo podía creer, aun quería negarlo pero ya era más que obvio lo que sentía

– a quien miento, no estoy bien – confesó y antes de que Miguel dijera una palabra este se la robo – creo que me gusta Ari –

Unos brazos rodeandolo fue lo que sintió en seguida y antes de que hablará nuevamente Miguel habló

– lo sé, lo sé – reafirmó lo dicho por su compañero mientras le acariciaba la cabeza

– eres el último en enterarte Andrés – fue lo último que resonó por la cabeza de Andrés, sacándolo cada vez más de quicio

Finalmente y sin aguantar más estallo en lágrimas temiendo lo que pudiera pasar.

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