ʜᴀɴᴀʜᴀᴋɪ

«𝟚»

🥀... 𝐇𝐀𝐍𝐀𝐇𝐀𝐊𝐈 𝐃𝐈𝐒𝐄𝐀𝐒𝐄... 🥀
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▸ 1:27PM

Solo faltaban minutos para poder salir de aquel lugar al que los jóvenes le dicen llamar "cárcel", los símbolos en el pizarron eran indescifrables para Andrés debido a su mente y sus ganas de salir. Ari le había dicho que ese día el iba a recogerlo del colegio por lo que este estaba impaciente y cada minuto se le hacía eterno.

Por fin el timbre sonó y sin esperar más se despidió de dos de sus amigos, Carlos y Michel, y salió corriendo de ahí con dirección a la entrada principal donde, una vez estando ahí, pudo divisar el auto de su mejor amigo

– Hola Ari! – saludo alegre y sonriente, como si una ola de felicidad lo hubiese revolcado y llevado hasta allí

– hola Andrés, qué tal tú día de escuela? – devolvió el saludo mientras dejaba su celular de lado para poder prestar más atención a su mejor amigo

– bien, qué tal a ti? Todo bien en la Universidad? –

– bueno, no me quejo –

Ambos soltaron una risita para después colocarse sus cinturones y dirigirse a donde sea qué se dirigían. – por cierto, por qué me dijiste que pidiera una hora libre en mi trabajo? ¿A dónde vamos? – se atrevió a preguntar, Ari en ningún momento le había dicho porque, simplemente en hora de receso marcó y le pidió que hiciera eso

– oh, cierto olvide decirte jaja – hizo una pausa mientras centraba su mirada en aquel semáforo que se encontraba de color rojo – bueno... quería invitarte a comer a tú lugar favorito, sí, así sin motivo, festejo o alguna razón en específico; simplemente quería pasar tiempo contigo –

Éste miro de reojo al rizado y le dedicó una sonrisa dulce y sincera, no era la primera vez que Ari hacia eso, pero por algún motivo aquella vez a Andrés le llegó un sentimiento a su pecho y estómago, un sentimiento difícil de describir y explicar.

El sabía que de ese tipo de salidas había muchas y faltaban muchas más; sin embargo aquellas palabras del castaño oscuro le habían revuelto el estómago al menor de ambos. Andrés solo le dedicó una dulce sonrisa a Ari seguido de un "gracias" para después posicionar su vista al frente al igual que su contrario.

– ¡¿EN SERIO?! – grito lo más fuerte que pudo aquel chico de orbes café, dejando confundidos a varios de sus compañeros de trabajo y personas que pasaban por ahí

– shh, Miguel... No grites, solo fue una salida –

– amigo, no sabes lo que significa?! También le gustas Andrés! – dejó escapar para después taparse la boca al darse cuenta que nuevamente había gritado.

– Miguel, te cuento algo y ya lo estas gritando a los cuatro vientos, además... ¡No me gusta Ari! – ahora fue el quien había pegado un grito mientras le daba un suave golpe a su amigo y este dramatizaba por ello

– ay vamos Andrés, eres muy obvio –

– ¿qué? –

– sí! Cada qué bromeó con eso te sonrojas, te pones demasiado alegre al verlo y muchas cosas más qué justo ahora me da pereza mencionar –

Al escuchar aquello Andrés quedo pensativo, sí era cierto, pero era normal al tener un amigo tan genial, guapo, atento, lindo y dulce como Ari, verdad?
Sin duda esa noche su mente no lo iba a dejar dormir.

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