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Le dió un largo sorbo a su taza de café recién hecho mientras miraba a las personas pasar de un lado a otro a través de las calles, luego se giró para ver la hora en el reloj que adornaba en la pared de la sala, le sonrió al vacío al ver que le quedaba una hora para ir a su universidad y regresaría más tarde.

Cuarenta y cinco minutos después, se encontraba corriendo de un lado a otro en busca de uno de sus cuaderno y maldijo al ver la hora. Se ganaría un regaño del profesor si con suerte se había levantado de ánimos ese día, o de lo contrario solo se ganaría una humillación y no lo dejarían pasar a la clase por su tardanza.

Tardó demasiado tiempo corrigiendo los errores ortográficos del trabajo que tenía que entregar ese día y como consecuencia, se comenzó a alistar cuando le quedaba menos de media hora para ir a su clase y olvidó otra vez desayunar.

Movía su pie con impaciencia estando en el metro, una mujer embarazada subió el mismo en la siguiente estación pero todos los asientos eran ocupados por personas normales que estaban más interesados en sí mismo y en sus teléfonos por lo que él tuvo que ser el ciudadano del año, dándole su lugar y la femenina le agradeció con una sonrisa ladina.

Podía llegar a pensar en que los seres humanos no merecían el perdón por los errores que a diario cometen la mayoría, pero siempre habían personas en el mundo que hacían lo posible por devolverle la esperanza a aquellos que ya la ven como algo nulo.

Y el hecho de que él hubiera pasado por esa tontería que muy en el fondo le afectó, no quiere decir que le tenga rencor a los más afortunados.

Envidia si pero rencor jamás.

Cuando llegó al aula un minuto antes de lo que debía, se dejó caer en uno de los asientos y agradeció eso. Unas horas más tarde, había terminado su última clase pero antes se dirigió a la cafetería para ver si el dinero que tenía ese día le alcanzaba para algo, ya que sus tripas gruñeron por haberse saltado el desayuno.

Suspiró rendido al ver los precios, si comía algo de la cafetería entonces no iba a poder cenar ramen instantáneo. Así que atinó a soltar maldiciones por lo bajo mientras caminaba a la salida, divagando entre sus pensamientos cuando se sintió repentinamente mareado y se tropezó con alguien en cuanto giró por el pasillo que estaba cerca de una de las escaleras, por lo que cayó y su espalda chocó contra la pared y el otro también pero lo único que fue más o menos irrelevante, fueron los papeles que traía consigo y terminaron regados por el suelo.

— Discúlpeme, iba algo distraído.— dijo rápidamente, ayudándolo a recoger las hojas y por mera curiosidad, miró de soslayo los ejercicios que estaban escritos en una parte y la voz del otro lo sacó de sus pensamientos.

— Hola bonito coreano que me bloqueó por mensaje.

Y joder tenía que ser ese fastidioso muchacho que venía molestándolo desde hace un poco más de un año.

Alzó su rostro con una expresión neutra que era capaz de mandar a cualquier persona al carajo en cuestión de segundos pero ese chico era masoquista por él y solo le brindó una de sus bonitas sonrisas cuadradas que acostumbraba a dedicarle solo a él.

— Nishimura...— murmuró con pesadez.

— Vamos bonito~ Por favor, acepta salir conmigo solo una vez.— dijo con su típico tono insistente.

Sunoo se levantó para ir a la salida, se sentía mal y el bullicio de las personas que pasaban de un lado a otro solo lograban hacer que se sintiera abrumado. El japonés dijo algo casi inentendible a lo que le hubiera prestado atención a no ser que un profesor iba casi corriendo en dirección a ellos y lo empujó con brusquedad sin siquiera disculparse.

𝘽𝙞𝙧𝙩𝙝𝙙𝙖𝙮 『ˢᵘⁿᵏⁱ』Donde viven las historias. Descúbrelo ahora