Vincenzo || Omegaverse || BL

Capítulo 9

Si alguien le preguntara a Vincenzo sobre cuál era su elección favorita de licor... definitivamente no sería el Makgeolli.

Sentía como el fuerte licor le quemaba la garganta.

El señor Hong soltó una risa al ver beber al omega frente a él, no se molestó el corregir su postura al beber, entendía que el menor paso gran parte de su vida en Italia.

Lo que sí lo preocupo y le hizo sentir gracia fue el cómo tosía después de beber su primer vaso.

— ¿Nunca has tomado Makgeolli?

Vincenzo se tomó unos segundos para acostumbrarse a la sensación que se había quedado impregnada en su boca.

— Nunca - respondió.

— Ya veo, bueno, este licor no da resaca, así que beba, vamos - ánimo mientras le servía nuevamente.

Tanto el alfa como el omega bebieron un nuevo vaso, el mayor terminando primero.

— Después del segundo, ya siento el sabor - dijo el menor mientras carraspeaba suavemente.

El mayor rio.

— Bueno, si ese es el caso, beba más.

Una botella rápidamente se convirtió en cuatro botellas.

Vincenzo se sentía ebrio, sin embargo, miraba al mayor y parecía que este aún se veía bien.

— Por cierto, ¿debo felicitarlo por adentrarse en el infierno? - el alfa rio y el omega solo sonrió de lado - yo lucho contra Babel porque soy tonto, pero sé que usted no lo es.

Vincenzo no sabía bien cómo responder a eso, por lo que decidió cambiar de tema aprovechando el valor que le brindaba el alcohol en su sistema.

— Oiga, ¿es verdad que también defiende gente sin cobrar? - pregunto suavemente mientras la imagen de una joven mujer omega llevándolo a un lugar desconocido para él en ese entonces, se mostraba en su mente.

El mayor miró atentamente al menor, no esperaba que fuera el omega quien sacara el tema.

— Así es, a una clienta - sintió la mirada del menor sobre él, por lo que opto en desviar la vista - una omega, en verdad que la compadezco y no solo su situación.

Vincenzo lo miro con confusión.

— Fue acusada falsamente de asesinato y, sin embargo, acepto todos los cargos que le imputaron, además se sobrepuso a un cáncer - miro al menor para ver su expresión.

El omega parecía tener la mirada perdida.

— Y, ¿por qué haría ella algo así?

— Ella cree que está siendo castigada por haber abandonado a su hijo, dice que sentirse culpable no es suficiente.

Al ver como la expresión del omega se tornaba triste, confundida e incluso un poco molesta, decidió cambiar de tema hablando de que solo algunos aceptan su culpa y otros actúan como si no importara.

— Al final solo sufren los bondadosos y débiles, sé bien que usted no lo entendería.

"Al menos no durante su vida en Italia" fueron las palabras que se contuvo en decir.

El menor suspiro.

— En los últimos días, presencié en primera fila lo que sufren los débiles, y yo no pude hacer nada, así que me enfurecí.

— Los verdaderos débiles soportan la impotencia hasta el último día de sus pobres vidas.

El mayor suspiro y se sirvió un poco más de licor.