Capitulo.4

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{Ayuda}

Ya había pasado más o menos 1 día o tal vez 2, Nix ahora estaba más tranquila al saber que los simios no la estarían molestando, no estaba segura de confiar mucho en la palabra de ese simio de ojos verdes-dorados... Aunque algo le decía que él cumpliría su palabra.

La chica se tumbó en el suelo de la cabaña con un suspiro, mirando el techo como si fuera lo más interesante del mundo, una opresión molesta se hizo presenté en su pecho al recordar visitador la ciudad...

[...]

Nix respiro de forma un poco irregular, admirando los antiguos edificios de San Francisco, ni siquiera se dio cuenta de que se abrazo instintivamente al simio con el que compartía el caballo donde viajaban.

Ojos azules se tenso ante el agarré firme y algo ansioso de ella, así que miró sobre su hombro como la chica se veía... ¿Angustiada? Eso era raro.

Nix noto su mirada sobre ella y se incómodo, intentando volver a tener su expresión monótona, pero tenía el ceño fruncido, que denota su estrés, al volver a ese lugar, sentía que estaba volviendo a ser la niña asustada y débil de hace unos años.

—No me mires así, es mi primera vez montando un caballo, no quiero caerme—Murmura ella, excusandose debido a la mirada de reproche que el jovén simio tenía sobre ella debido a que estaba muy abrazada a él.

Ojos azules bufo con fastidio mientras seguía guiando su caballo y siguiendo al resto de su manada, sin entender por qué su padre prácticamente lo obligó, indirectamente, a llevar a la chica humana en su corcel debido a que Nix dejo a Álbum en el bosque por si era peligroso.

De repente, César, al estar al lado del caballo donde iba su hijo y ella, se giro para ver a la chica.

—¿Cerca?—Pregunta él con seriedad, refiriéndose a que si estaban cerca de llegar al refugio humano.

Nix asíntio e indicó que debían dar vuelta por unas calles, al hacerlo, miraron a lo lejos dos grandes puertas de metal que eran la entrada a un inmenso edificio.

Los simios aceleraron el paso, haciendo que la pelinegra se aferrara otra vez a Ojos azules para no caerse por el repentino cambio de velocidad.

Al estar cerca del refugio, frenaron la velocidad, quedando a varios metros del edificio, manteniendo una distancia prudente.

Nix se sobresalto cuando unas alarmas sonaron, alertando de la llegada de los simios. Las enormes puertas de metal se fueron abriendo, haciendo que una multitud se asomara con temor, sobresaltandose al mirar la intimidante vista de toda una manada de todo tipo de primates, eran cientos.

Nix se oculto detrás de Ojos azules con la vista baja, esperando que nadie la mirara, sin embargo, subió la vista al mirar que César avanzaba con su caballo, sobresaliendo del resto de simios, el rey simio detuvo su caballo hasta estar casi enfrente de los humanos. Malcolm también salió de la multitud y se acercó a César, sin salir de su sorpresa. Ambos se detuvieron frente al otro, mirándose por unos momentos hasta que el simio alzó la mirada al resto de humanos.

—¡Simios!—Exclamo el macho con imponencia.

Logrando que las personas soltaran jadeos y gritos de asombro al escuchar al animal hablar, incluso Nix se estremeció ante el tono intimidante del simio.

{Fire Monster} ~ El planeta de los simios ~ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora