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Una gran caja de metal nos resguarda de todo lo que hay afuera, lo único que hay entre nosotros es un espacio en blanco.

 Tanto como la nada misma, tu y yo, estamos recubiertos de una armadura de cristal.

 Que al más mínimo toque puede romperse, hay tanta presión dentro, que apenas nos movamos romperá. Cuando finalmente se retire la pared de metal y seamos libres, cuando yo vaya a buscarte. Nos daremos cuenta de que estamos solos, un sueño tonto del que nunca escaparemos. Un destino sin final, un laberinto, no hay pastel para nosotros.

 Cayendo y cayendo por las profundidades del abismo, tan blanco como aquella habitación, tan solo como la realidad ¿Es acaso un sueño lo que deberíamos vivir? O es acaso la dura vida.

Las memorias son lo único que no queremos perder, todo aquello que alguna vez amaste, todo aquello por lo que luchamos. Todo está allí, no es más que cenizas ahora. Lo único que puedes hacer es repetirlas como un casete sin final.

 Caes y caes, no hay vuelta atrás, ya no sabes si todo de vuelve más oscuro o es tu visión desvanecida por completo;

reposas tu cara en tus brazos. Tus manos están frías, unas pequeñas lágrimas salen de tus párpados. Estamos igual, solo caemos. A un destino incierto ¿Este de verdad es el final? Te preguntas, no sé cómo responder. Lo único que te digo es: "en algún momento dejaremos este lugar, solo hay que esperar."

Pensamientos De Medianoche Donde viven las historias. Descúbrelo ahora