CAPÍTULO 5.

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         POV FREEN

No sé porqué me importaba su edad, total, había sido solo un beso ¿no?

Nos separamos cuando sentimos pasos acercándose, y fingimos hacer otra cosa.

-¿Estás bien? Parece que te fuera a dar algo- Preguntó Becky, mirándome interesada.

-Sí, solo que hace un poco de calor. Debería irme, Deben estar preguntando por mí.

Salí del baño, con ella pisandome los talones. No quería pensar mucho en lo que había pasado, me sentía un poco en el aire. Varios ejecutivos se acercaban a mí, preguntándome cosas.

-Puedo robarselas un segundo, caballeros- Dijo una voz fuerte, pero a la vez muy amable.

Se fueron haciendo una reverencia, y me dejaron con mi nuevo socio.

-No hemos tenido oportunidad de hablar, Srta. Sarocha- Habló el sr. Armstrong.

-Puede llamarme Freen, no tenemos que ser tan formales.

-Claro, claro. Quería decirle que es un gusto empezar a trabajar con usted y su compañía, sé que es una de las mejores.

-Usted es muy amable, sr. Armstrong.

-Quería presentarle a mí hija, Becky. Ella estará cuando yo no pueda- Le hizo un gesto a su hija para que se acercara. Ella se acercó a nosotras, y su papá le pasó un brazo por los hombros. 

-Becky, te quiero presentar a Freen, a partir de ahora nos estaremos viendo mucho, y espero puedas aprender muchas cosas de ella- Dijo mirando a su hija orgulloso.

-Un gusto conocerla, espero que podamos aprender mucho la una de la otra- insinuó. 

-También es un gusto, Rebecca.

La tensión se sentía, pero el padre de Becky parecía ajeno a todo. Seguimos hablando, y ella no dejaba de mirarme, si bien no participaba mucho en la conversación, salvo decir sí o ajá para secundar a su padre.

-Bueno, la dejo. Supongo que debe tener miles de compromisos por atender. No quiero seguir haciéndole perder su tiempo. 

-No se disculpe, fue agradable conversar con usted. En otra oportunidad me gustaría discutir otros proyectos que quiero hacer.

Después de esto, el sr. Armstrong se llevó casi que arrastrando a Becky. Ella me miró y me sonrió. 

Terminé de despedirme, y en la salida un mesero se acercó y me habló.

-Disculpe, ¿usted es la señorita Sarocha?

-Sí, ¿sucede algo?

-No, no. Solo es que me dejaron esto para usted- Índico buscando en su delantal algo, por fin lo consiguió  y me entregó un papel doblado. Le pregunté si debía darle propina, y me dijo apenado que no.

Cuando el mesero se fue, me fui y entre a mi carro. Curiosa, decidí revisarlo y había una nota.

"Me gustaría aprender más de ti, siempre le hago caso a mi padre. Aquí tienes mi número, puedes escribirme cuando quieras"

La nota tenía un número y había dejado un beso con su labial rosado. Mi corazón se aceleró y con la punta de mis dedos toqué el beso. Tenía que controlar esta situación, pero primero me tenía que controlar a mí y estos impulso de llamarla y pedirnos vernos para repetir lo del baño. Mordí mis labios y arranqué el carro.
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Habían pasado unos cuantos días desde la reunión. Debía admitirlo, había guardado su número, pero no tuve el coraje de escribirle.

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