『𝑨𝒏𝒈𝒆𝒍』(𝑾𝒂𝒏𝒅𝒆𝒓𝒆𝒓 × 𝑳𝒆𝒄𝒕𝒐𝒓𝒂)

三

El corría junto con algunos integrantes del Gremio, junto con Lumine y Paimon, ¿por qué corriendo? fácil.

Estaban huyendo, huyendo de un monstruo grande que habían encontrado en una cueva. Para él no era más una simple criatura grande, pero para los otros era la muerte.

Nunca lo entendería él, es casi inmortal en todo caso podía serlo completamente. No era fácil que esa cosa acabara con su vida, pero para los demás, para el resto, sí lo era.

Eran débiles, pero no porque ellos lo quisieran, simplemente su instinto de supervivencia les avisaba, su frágil piel y huesos podían ser rápidamente destrozados. Era culpa de sus características de mortales, hasta él mas valiente podía morir por eso, por el simple miedo.

Esto le recordó a algo, ¿así te sentiste tu alguna vez? La vez que...era mejor no decirlo, recordarlo de alguna forma, fue una de las veces que tuvo miedo, preocupación por ti. Preocupación real.

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Ya habían pasado varios meses, no muchos pero tampoco pocos, ahora tenías una decoración más bonita en la habitación, más muebles y ropa, también ahora era costumbre que Scaramouche volviera algunos días lleno de sangre. No era porque ahora matará a todos sus subordinados, no, simplemente era por algunas misiones, y para no tardar en llegar a tu lado, normalmente iba directo a ti y ahí se limpiaba.

Hoy era uno de esos día, la diferencia era que estaban los dos juntos mientras tú leías. Habías convencido a Scaramouche que al menos pudieras leer una novela. Por lo mientras él estaba acurrucado entre tus piernas, le gustaba estar ahí, se le hacía cómodo.

Lo único malo era que hoy no se había bañado, normalmente él era pulcro, pero al entrar y verte tan pacífica mientras lees, no aguanto y fue hacia ti. Sabía que no podías negarte, ahora estaba siendo más considerado contigo, era hora de al menos conseguir una recompensa.

No era costumbre dormir para él, no lo necesitaba, pero...esa sensación tan tranquila en el ambiente lo hacia cerrar los ojos, y disfrutar. ¿Eso era dormir?

Los toques se oyeron en la puerta, los ojos de Scaramouche se abrieron enfadado. Tú miraste la puerta, no era costumbre que tocarán.

—Parece que alguien más me está llamando.—dijo, soltando un gruñido y levantándose de su posición.

Molesto fue a la puerta, ¿quién se había atrevido a interrumpir su momento de descanso?, Pero antes de abrir te miro.

—Quedate aquí, no te vayas a asomar. De lo contrario puedes besar tu libertad y adiós a tú vida, ¿bien?

—Pero...—querias saber quién era, o eso le dirías a Scaramouche, porque realmente irías a pedir ayuda.