"𝓟𝓸𝓻𝓺𝓾𝓮 𝓮𝓵 𝓪𝓶𝓸𝓻 𝓬𝓾𝓪𝓷𝓭𝓸 𝓷𝓸 𝓶𝓾𝓮𝓻𝓮, 𝓶𝓪𝓽𝓪. 𝓟𝓸𝓻𝓺𝓾𝓮 𝓪𝓶𝓸𝓻𝓮𝓼 𝓺𝓾𝓮 𝓶𝓪𝓽𝓪𝓷 𝓷𝓾𝓷𝓬𝓪 𝓶𝓾𝓮𝓻𝓮𝓷"
Te habías dado cuenta muy tarde que te encontrabas a ti misma atrapada entre los hilos de él, de una marioneta m...
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Él era una marioneta, una marioneta creada por los intereses de una Arconte. No tenía las necesidades humanas comunes. No tenía el deseo de comer, de dormir, ni de desechar, pero de qué lo podía hacer, lo podía hacer.
Una noche más, acostado en el campamento que había hecho la viajera y Paimon. No podía dormir, seguía viendo las estrellas.
Pasaron unos minutos, el sonido de los insectos y el aire era lo que él escuchaba. Hasta que otros sonidos empezaron a entrar igualmente en ese entorno, no eran ruidos de alguna situación mala. De hecho parecían ser que aquellas personas disfrutaban el momento.
El joven se levantó de dónde se encontraba acostado, y trato de seguir aquellos ruidos para saber de dónde provenían. No parecían muy lejos de donde estaban, siguió y siguió caminando. Mientras más caminaba más se acercaba.
Entre unos tantos arbustos y árboles por fin llegó al lugar. Sus ojos se abrieron por las luces y la gente que se encontraba ahí. Lo que había era un festival.
Las personas vestidas con sus vestimentas tradicionales, las luces adornadas, los puestos brillantes de comida. Todo era muy hermoso a los ojos de él. No es que fuera su primera vez que veía uno, pero hace mucho que no presenciaba aquel ambiente.
Se mordió el labio, no quería preocupar a Lumine ni a Paimon, pero sus ganas por echar un vistazo eran más. Salió de los arbustos que lo apartaban de aquel festival y acabo uniéndose al festejo, caminado, mezclándose con la gente que miraba los puestos y se divertía.
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En la habitación de Scaramouche de alguna manera todo era más siniestro, el ambiente no era reconfortante, era un poco tenebroso. No sabías el porque quería que fueras está vez a sus aposentos.
Desde que servias solo, únicamente a Scaramouche el cual no te dejaba alejarte mucho. A todas partes lo seguías, ahora sufriendo sus humillaciones en público.
Está vez te había ordenado él que lo siguieras hasta su habitación. Justo como la "novia" obediente que eras lo seguiste. Entraron y te ordeno que cerradas la puerta.
Él solo un suspiro cuando ya se encontraban solos en aquella habitación.
—Mi S-Señor...
—No me hables asi, deja de actuar. Ya estamos solos no hay necesidad que me trates como los idiotas de mis compañeros.— dijo irritado, sin duda no le gustaba ser del montón, él quería ser único.
—Entiendo, Scaramouche.
Se quitó su abrigo que tenía puesto y lo aventó a un lugar cualquiera de la habitación. Tú solo mirabas sus acciones, no sabía que hacer, solo te quedaste estática.
