Capítulo 1

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Kagome miró una vez más la entrada del restaurante, mordió su labio inferior sospechando si fue buena idea lo que estaba a punto de hacer. Nunca fue buena en esas cosas de las citas a ciegas, pero pasar el 14 de febrero sola en casa, no, no quería otro año así.

No hizo planes con sus amigas porque todas tenían pareja y ella sabía que querían compartir a solas. Es por eso que buscó una cita en línea con la primera persona que entró a su perfil.

Una fracasada.

Así se definía ella misma.

Una mujer soltera de 25 años, dejó la universidad a porque se enamoró de un hombre con el que vivió un año y luego se enteró de que la estaba engañando. Él escapó dejado deudas que apenas podía pagar. Dos trabajos y ninguno con le generaba excelente paga. Sí, no es una vida soñada, pero al menos tenía salud. Eso siempre lo señalaba como algo bueno.

Tomó un poco de vino mirando a su alrededor a los enamorados compartir, mientras ella esperaba a un total desconocido. Esperaba que por lo menos la foto que tenía en su perfil no fuese falsa y frente a ella apareciese un viejo rabo verde que podría tener la edad de su abuelo.

Eso la hizo hacer una mueca de asco de solo imaginar esa situación. Una música suave sonaba en el lugar. Miró su reloj dándose cuenta que tenía media hora de espera. Sus mejillas comenzaron a ponerse rojas al imaginar que la habían plantado de la peor manera.

Trató de calmarse asegurándose que seguramente su pareja estaba retrasado, pero conforme los minutos pasaban ella se sentía peor.

Debí quedarme en casa como siempre, pero no, Kagome la cabezota pensó que era buena idea salir con un total desconocido. Bravo Kagome, este año te luciste.

La silla frente a ella se abrió a la vez que un aroma masculino se filtró en sus fosas nasales. Kagome levantó la mirada y sus ojos chocolates se toparon con unos hermosos ojos dorados que la miraban con curiosidad. El cabello platino la dejó sin hablar y las facciones masculinas la hicieron erguirse en la silla sintiendo su garganta seca al mirar al hermoso hombre frente a ella.

Hombre que ella conocía.

O bueno, hombre con el que fantaseaba gracias a todas las revistas y videos en YouTube.

Inuyasha Taisho, uno de los modelos más cotizados del momento y que participó en su primera película estrenada hace unos meses. Kagome se vio toda la película porque admiraba el trabajo de Inuyasha. Ah claro, no olvidemos lo bueno que esta ese hombre.

—Lamento la tardanza—susurró él luego de analizarla con la mirada felina que poseía.

Unos ojos que estaban muy sorprendidos color chocolate lo observaban, una nariz fina, labios carnosos bajo el color carmesí, el pelo azabache le caía en suaves rizos que la hacían lucir sexy gracias al maquillaje que portaba.

—Tú no eres mi invitado—escuchó su voz y sonrió, tenía una voz suave que inmediatamente le gustó.

—Lo sé, y lamento esto, pero hubo un cambio de planes—Kagome se cruzó de brazos a la espera de que hable. Inuyasha no perdió el gesto tranquilo en su expresión, aunque no pudo evitar darle muchas miradas apreciativas, la mujer que tenía al frente era hermosa, y ese tierno gesto en sus labios lo tenían hechizado.

—Explíquese porque no estoy entendiendo nada—Kagome estaba tan sorprendida.

¡Oh Dios! Le acabo de ordenar algo a Inuyasha Taisho. Ya puedo morir en paz. Gracias a todos los dioses que existen por permitir esto.

—La persona que se suponía iba a venir es mi amigo, ocurrió un percance a último momento y como no quería que usted quede plantada me envió, espero que no le moleste—contesto el peli plata con una sonrisa que hizo a Kagome suspirar.

Ella se quedó en silencio un momento observándolo de manera descarada. Inuyasha poseía un buen cuerpo, pero esa camisa se le ajustaba y se veía para sueños húmedos. Tragó en seco y lamió sus labios capturando la mirada del hombre en ellos.

Vamos a ver mija, vas a calmar tu emoción y te controlas ¿ok? Lo primero es que por fin haces algo genial, tenemos a un bombón en la mesa. Lo segundo es hacerte la fuerte. No autógrafos ni fotos, actúa con normalidad, no sonrías como loca y no le regales tus bragas.

—Está bien—ella sonrió luego de un momento—¿Cuál es su nombre?—Inuyasha sonrió encantado con la hermosa mujer frente a él.

—Inuyasha—la voz de él la envolvía de manera única.

—Soy Kagome, un placer—ambas miradas quedaron grabadas en la memoria del otro.

—Encantado, déjame decirte que eres hermosa—un suave rubor adornó las mejillas de la chica que trataba de no enloquecer.

—Muchas gracias—susurró.

Te dije que bañarte daría resultados

Kagome alejó esos pensamientos centrándose en el hombre que parecía muy cómodo con solo mirarla con apreciación. Ella pestañó suavemente y tomó una copa de vino para calmar los nervios que la arropaban con fuerza.

—¿Ordenamos?—ella asintió sin poder pronunciar una sola palabra, su sueño de fan loca estaba hecho realidad. 


Un primer cap de este regalito.

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San Valentín a tu ladoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora