Capítulo 6

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Casi en un pestañeo faltaban pocos días para el 14 de febrero. Inuyasha estaba renuente a más compromisos, estaba harto de todos ellos. La película que había firmado fue un éxito, pero ese éxito vino de la mano de muchas responsabilidades. Tantas fiestas, fingir que les caían bien algunos de ellos, las mujeres pensando en él solo como un pedazo de carne con dinero, era tan abrumador.

Los intentos de hacerlo caer eran los más molestos. Ya no sabían que inventarse para vincularlo con alguna mujer, hasta estaba rondando que era gay cuando no lo era.

—No quiero ir a esa fiesta—habló mirando a su representante con cara de fastidio. El hombre acomodó sus lentes y suspiró.

—Es una fiesta con todo el reparto, tienes que asistir por obligación. Así que no me importa que tengas, irás—Inuyasha quiso mandarlo a la mierda, pero su representante solo salió del camerino justo cuando su coprotagonista entró.

—¿Problemas en el paraíso?—cuestionó con una sonrisa ladeada en los labios.

—Estoy agotado y me pide ir a la fiesta, justo el 14 de febrero—Inuyasha rodó los ojos y su compañera se echó a reír.

—Al menos yo iré con mi novio, ¿Dónde está la afortunada?—Inuyasha de inmediato pensó en Kagome, pero apartó esos pensamientos.

—Viviendo su vida tranquila sin pensar que estoy loco por ella—la mujer lo miró con sorpresa, era la primera vez que Inuyasha hablaba abiertamente de una persona.

—¿Es del medio?—cuestionó intrigada.

—No—él suspiró—te veo en la fiesta Kikyo, aunque me temo a que yo no iré acompañado como tú—ella solo dejó un beso amistoso en su mejilla viéndolo partir.

Kagome miró el calendario con tristeza, unos pocos días y ya sería un año desde aquel 14 de febrero. Así que, solo inscribió su nombre para trabajar en un evento que sería ese día y suspiró.

Otro 14 de febrero sola, o no sola, peor, trabajando.

Con nada de entusiasmo ambos tenían ya planes que no eran el encontrarse.

Así fue como el tan esperado 14 de febrero llegó. Inuyasha en su mejor traje se terminó de acomodar la ropa mientras Kagome desde su casa miraba su uniforme, el vestido sencillo lila y su cabello suelto, al menos buscó no verse tan miserable y se maquilló un poco.

Llegó a la hora justa para que su supervisora no le diera una reprimenda, así que tomando su bandeja inició su trabajo. Se sorprendió al ver a varias estrellas del cine y la televisión en todo el lugar. Como siempre pasaba, muchos eran amables mientras otros eran un grano en el culo.

La noche estuvo llena de chismes y de chismorreos, al parecer una persona importante de la noche no había llegado. Inuyasha entró al evento con cara de hastío. Todo estaba decorado con las cursilerías de san Valentín, saludó a Kikyo y a su novio, vio como algunas modelos cuchicheaban sobre él, pero solo ignoró todo y fue hasta su lugar tomando asiento.

Minutos pasaron donde todo lo que hacía era ignorar a las personas que no le agradaban, pensó que con media hora en el lugar habría cumplido y podía irse, y ese de hecho era su plan hasta que una sonrisa que lo perseguía en sus pensamientos cortó su respiración.

La vio caminar con una bandeja en manos y una sonrisa en los labios, pensó que ya se estaba volviendo loco cuando se dio cuenta de que era ella. La misma chica que hace un año había dado un golpe en su vida, se levantó con el corazón latiéndole como loco en el pecho, pero una mujer se paró frente a él.

—Hola Inuyasha—Inuyasha perdió de vista a Kagome ante la modelo de sonrisa coqueta.

—Hola...

—Kagura—él solo asintió tratando de localizar a Kagome de nuevo.

—Lo siento, tengo que hablar con alguien—la mujer quedó como piedra cuando Inuyasha se alejó de ella.

Él buscaba como loco a Kagome, su corazón palpitaba tan fuerte que temía tener un paro cardiaco de repente, cuando vio ese cabello azabache prácticamente corrió, una mujer al parecer le estaba dando una reprimenda, pero era ella. La reconocería hasta un saco de patatas en el cuerpo, esa era la misma mujer que compartió un 14 de febrero con él.

—Kagome—su nombre en los labios de Inuyasha hizo que la copa en las manos de Kagome resbalara hasta romperse contra el suelo. Quiso moverse cuando su supervisora la insultó una vez más, quizás habría reaccionado, pero ningún músculo le funcionaba. Quiso girar a mirar a Inuyasha, pero temía que fuese un sueño. La mano cálida de Inuyasha la hizo girar y lo vio; esos ojos dorados que brillaban con emoción—realmente eres tú—susurró con emoción.

—Inu... yasha—el jadeo de Kagome fue lo que la hizo despertar—realmente—eres tú—murmuró.

—Pensé que yo...

La voz de Inuyasha se cortó antes de reír.

—¿Qué?—cuestionó la chica.

—Te busqué, pero nunca me dijiste tu apellido—ella sonrió.

—Es cierto—la supervisora de Kagome estaba sin palabras, de hecho, todos en el evento estaban pendientes de Inuyasha. Era la primera vez que interactuaba con alguien con esa confianza y cercanía.

—Pero eso solo lo hace mejor—él le guiñó un ojo—así me tomo el atrevimiento de darte uno—Kagome sonrió, ajena a las miradas de curiosidad.

—¿Me darás un apellido?—preguntó divertida.

—Kagome Taisho, ¿no te parece bien?—cuestionó—te busqué luego de ese 14 de febrero, espero que ahora me permitas pasar san Valentín a tu lado—Kagome parpadeo sin palabras.

—Estas totalmente loco—él sonrió.

—¿Se me permite un beso?—ella solo lo miró, aun sin creer lo que pasaba.

—Todos los que quieras—respondió justo cuando la boca de Inuyasha aplastó la suya.

Los gritos no se hicieron esperar, pero ninguno dio vuelta o se separó. Estaban muy ocupados recuperando lo que habían anhelado todo el año.

El volverse a tener.


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Besitos.

San Valentín a tu ladoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora