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— Le toca a Eris. — dijo una voz sacándome de mis pensamientos de un tirón. Me gire confundida y volví a estar en la habitación de Lana.
Ella era mi mejor amiga y una de las dos personas que toleraba en el mundo, no sentía mucho por ella ni por James, mi otro mejor amigo, pero con ellos no tenía ningún problema, de ningún tipo.
Con ellos podía ser yo. — No te hagas la loca, escoje ¿Verdad o reto?. — me miró con las cejas en alto esperando una respuesta.
Me giré a James para lograr captar algo de complicidad a mi favor en sus ojos y persuadir a Lana, pero fue inútil.

— A mi no me veas — contestó James  alzando las manos.

— Verdad

— ¿Te gusta James? — Lana se inclinó hacia adelante con una sonrisa socarrona. James la miro a ella y después a mi esperando la respuesta.

— No — dije con firmeza. James intento decir algo pero no lo deje terminar. — Y antes de que digas algo, no me gustas de manera primitiva porque a eso se refiere Lana, me gustas como amigo y... No lo voy a negar, estás bueno. — elevé los hombros — Pero no eres mi tipo. — Esque... A ver, admito que James no era feo, no era nada feo.
Medía uno ochenta y cuatro, con el cabello negro azabache y algo ondulado, facciones finas y rostro cuadrado, ojos color almendra, cejas un poco gruesas y labios delgados pero bien delineados.
Hacía bastante ejercicio lo que le generó una musculatura bastante notable, a eso súmale que está lleno de tatuajes hasta el cuello. La verdad esque cualquiera se fijaría en él, cualquiera, menos yo...

— ¿Y cuál es tu tipo? — hizo un mohín.

— No sé, probablemente no tengo uno. — curve la boca hacia abajo.

— Estoy segura de que su tipo es alguien con algún problema mental igual que ella. — agrego Lana. — Sigo sin entender porque no te hemos conocido ningún novio. Yo creí que no tenías porque te gustaba James en secreto y esperabas a qué se diera cuenta, lo cual sería inútil porque los hombres son tan idiotas que no lo notan nunca. — tocó el hombro de James. — sin ofender.

Rodee los ojos solté un pequeño resoplido al escucharla, la verdad esque no tenía novio porque no puedo sentir ningún tipo de emoción o sentimiento hacia las personas, inclusive por mis propios padres, por mucho que lo intentará no podía, y no sabía porque.  A ellos los toleraba y les tenía cierta estima, pero la verdad era que no los quería en absoluto. Eso mismo me provocaba una sensación extraña, porque quería quererlos, al menos como ellos me quieren a mi, porque en verdad parecía que yo les importaba, a ellos, a mis padres...
Nunca les dije nada al respecto, a nadie en realidad, menos después de eso. Ya tenía suficiente con parecer una anormal ante el mundo, no necesitaba también ser vista como una loca.
Así que me límite a solo responder:

— Ya te dije... Nadie me convence. Entre James y yo jamás habrá nada, es como si quieras emparejar la versión tatuada de Zac Efron con Morticia Addams. No congenian en nada. ¿Verdad James? — pregunté con tono obvio, James solo apretó los labios y asintió rápidamente apretando la quijada. — Esque la verdad te ves rudo y todo lo imponente que quieras, pero conociéndote, eres como una ovejita disfrazada de lobo.

— No tienes ni idea... — lo escuché susurrar.

— Bueno ya, la verdad es que me aburrí de jugar esto. — Lana alzó las manos y saco un cigarrillo de la bolsa que tenía al lado. Lo puso sobre sus labios y lo encendió, duro dos segundos y dió una primera calada. — Mejor ya dinos que es lo que vamos a hacer mañana. — golpeó el brazo de James con la mano que sujetaba el cigarrillo.

— Mi primo acaba de llegar de España hace unos días, y mañana va a ser su cumpleaños,  lo vamos a festejar en mi casa y me dejó invitarlas a ustedes por esa razón, así que por favor traten de comportarse con él, si es posible no lo toquen, no lo vean, no respiren si está cerca, él es algo... Complicado. — hizo un gesto de disgusto en la palabra "complicado".

Ardoroso Amor. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora