" Porque sí, la violencia también se mide. "
Chifuyu después de tanta lucha, logra conquistar el corazón y tener una relación con el capitán de la primera división de la pandilla Tokyo Manji, que fuera de eso es la persona que más admira en todo el...
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Chifuyu se sentía confundido.... Llevan algunos días que Baji está raro, es decir, después de romper lazos con Takemicchi el mayor al comienzo se le veía más atento y más amoroso.
Pero después de unas dos semanas el mayor comenzó a poner muchas excusas para no verse.
El menor cómo es bastante ansioso, iba al departamento del mayor y se encontraba a su madre, pero esta decía cosas como.
"Keisuke no está, pensé que estaba contigo."
¿A dónde iría su novio?
¿Con los chicos de la Toman? lo encontraba complicado, pues después de romper los lazos con Takemicchi... Mikey se lo tomó personal, y ha evitado tener contacto con Baji, no lo ha invitado a ninguna cita, y eso está vinculado con que ya no sale con los chicos, pues este también le echa toda la culpa al pelinegro.
Prefería evitar meterse ahí.
Aún así se le hacía raro todo...
Tenía un mal presentimiento, pero encontró que era mejor reprimirlo, ya que sólo se estaba dañando con sus propios pensamientos.
También ha estado faltando mucho a clases, ¿qué sucede con Baji Keisuke?
...
- ¿Realmente no has sabido nada de Baji-San, Ryusei? -
- Que no, Matsuno. Tú eres su novio, ¿cómo mierdas no sabrás dónde está el baboso de tu hombre? - respondió sin interés.
- ¡NO TENGO PORQUÉ DARTE EXPLICACIONES! - Gritó.
- ¡PUES ENTONCES NO ME PREGUNTES, PENDEJO! -
Aquella forma de tratarse era de lo más normal entre ellos dos, Ryusei le gustaba molestar a Chifuyu y pelearse con este sólo porque sí.
No era nada nuevo...
Aún así los ojos del rubio se cristalizaron al sentir que le gritaron, ¿estaba demasiado sensible o qué?
- E-Espera... ¿por qué demonios lloras? -
- ¡¡No lo sé!! ¡No logro comprender a Baji-San! ¡Está tan raro conmigo que no sé nada! no sé porqué me evita, no sé porque dónde estará... - Intentó limpiar sus pocas lágrimas con la manga de su camisa.
Ryusei no pudo evitar sentir lástima por el rubio.
El moreno apretó sus puños intentando contenerse y no decir nada, pues conocía al pelinegro desde hace tiempo y este la había brindado confianza.
