Fragmento VII

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Sentimientos
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Sugawara Kōshi pensó—Fue un buen día—pues después de varios meses por fin se sentía un maestro de primaria, había logrado reunir a un pequeño grupo de niños entre cinco y ocho años en una pequeña escuela y gracias a la colaboración de otras maestras pudieron improvisar un grupo de estudio—alzo sus manos al cielo y soltó un agradecimiento—No fue fácil convencer a adultos cansados que sus hijos podrían aprender cuanto quisieran.

Detuvo un momento su paso y se permitió disfrutar la sensación, pero un pensamiento bastante molesto lo abordo cuando observo a un par de militares pasando por su lado, realizó un saludo discreto y continuo.

Y es que el día de hoy se arriesgo en exceso, debió asistir a la lectura anual del distrito elegido, dicha lectura era parte de una tradición a su consideración rídicula que consistía en una celebración de tres días que finalizaba con un baile de mascaras tanto para el pueblo como para la realeza. Así que está vez le toco a Miyagi y aún así se negó, no supo si fue por el miedo a lo que podría suceder o si fue por la ira que todavía mantenía en su interior, quizás ambas.

Se sorprendió al comprender que todavía en su interior albergaba aquel sentimientos la ira, pensó que al crecer aquella emoción desaparecería, pensó que con la vida que se le fue arrebata y con ella, otra brindada, desaparecería pero al parecer no fue así.

—Pese a tenerlo todo, otra vez lo he perdido todo—dijo en voz baja para que solo el pudiera escucharse—Por lo menos aún nos tenemos uno al otro Kageyama Tobio—sonrió.

Quería llegar pronto a casa y usar su teléfono, intentaría llamar otra vez a su pequeño hermano engreído quien los últimos años había mantenido una distancia no física, más bien emocional que ya no sabía como atravesar. Recordó con cariño como el pequeño pelinegro luego de la repentina muerte de su madre le brindo un hogar junto a su familia, agradecía y seguro siempre estaría en deuda con la noble casa Kageyama.

Al entrar en su departamento se dispuso a cocinar, haría un cena simple y rápida, pero pronto escucho ruidos extraños, como primera opción tomo su sartén favorito y se dispuso a encontrar la fuente de aquellos sonidos al notar aquel característico color de cabello, lo reconoció aquel condenado mocoso, no, no lindo hermanito había vuelto a hacer de las suyas.

(...)

Hinata Shoyo se encontraba frente a una puerta debatiéndose si entrar o no, había fallado espectacularmente como rebelde, ni había estudiado el sector, ni mucho menos había reconocido su fuerza militar.

Suspiro al recordar como por el contrario salió corriendo con un soldado para luego besarlo y degustarlo como si fuera un maldito dulce.

Solo entra—se repetía a si mismo, con poca fuerza de voluntad abrió la puerta, avanzo con lentitud al hacerlo un olor a chocolate caliente lo envolvió, entro a la cocina y se encontró con Bokuto quien al parecer se había quedado dormido en una silla del comedor apoyando su mano en la mesa, sonrió por tal escena, porque su pequeño departamento a veces parecía un hogar.

—¿Hinata?—preguntó Bokuto al escucharlo.

—¡Shoyo-kun! ¿Dónde estabas?—escucho a Atsumu quien corrió hacía el—Me tenías preocupado—declaró y tomo sus manos.

El chico de cabellos naranja estaba a punto de explicar la extraña y caliente situación que vivió con el chico porcelana pero se vio interrumpido.

You Taste Like A Sunshine And It's Rainning // HaikyuuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora