ℝ𝕖𝕚𝕟𝕒 𝕕𝕖𝕝 𝕚𝕟𝕗𝕚𝕖𝕣𝕟𝕠 𝕖 ℍ𝕚𝕛𝕒 𝕕𝕖𝕝 𝔻𝕚𝕒𝕓𝕝𝕠 | Fem Oc

Cap 23 ༈ 𝔘𝔫 𝔍𝔲𝔢𝔤𝔬 ༈

     Narra ___

     Llegué a donde el líder de Tenjiku me había pedido verme, me sorprendía tanto como me disgustaba tener que hablar con él por el simple hecho de que ese chico está completamente zafado de la cabeza. Sé que no soy quien para estarlo juzgando porque posiblemente yo este peor, pero dudo mucho que ese chico sea capaz de honrar un tratado, sea cual sea al que lleguemos.

     Izana: Llegas temprano, Nuriel.

     ___: Desgraciadamente, hoy desperté con un aura responsable.

     Izana: ¿Vas a pasar?

     ___: Para eso estoy aquí, ¿o no?

     Es la primera interacción que me veo obligada a llevar con el hermano adoptivo de Mikey, y aunque durante mi primera vida, cuando aún leía el manga, se me hacía malditamente sexy con todo y los traumas, tengo que decir que en persona sigue siendo guapo, pero con la etiqueta de advertencia porque puede golpearte hasta la muerte en un abrir y cerrar de ojos. Entramos en la cafetería y pedimos una mesa para cuatro, pues el trato es que si él llevaba a alguien, yo también podía hacerlo.

     Izana: Kurokawa Izana, Rey celestial de Tenjiku y miembro de la S62. Me alegra conocerte en persona.

     ___: Gethwine Nuriel, La hija del Diablo y comandante de Umbra Kuragari. Es un placer.

     Izana: ¿Pedimos en lo que nuestros ciervos llegan?

     ___: No veo porque no.

      Izana no me inspiraba confianza en ningún sentido de la palabra, me muestra con facilidad esa misma sonrisa que he visto tantas veces en el rostro de Mikey, solo que los ojos de este sujeto están aún más sumidos en la desesperación y el odio. Los minutos pasaron en lo que la comida llegaba, ninguno de los dos hablaba mucho en realidad, sintiendo la tensión del otro, aunque dudo mucho que este tipo me respetara en lo más mínimo, tal vez para él solo me veo como esa niña miedosa que por accidente termino más metida en la desgracia de lo que creyó que llegaría. Y si fueran mis primeros años en este mundo, no estaría equivocado.

     Sansu: Mi diosa.

     Me llamó Sansu, estando parado al lado de Kakucho, quien me observo de arriba a abajo con desconfianza. Le sonreí a mi amigo y le hice señas de que se sentara a mi lado mientras Kakucho iba con su rey. Cuando la comida estuvo completa, Izana supuso que era el momento de hablar sobre lo que tenía en mente.

     Izana: ¿Te parece si comenzamos?

     ___: Por mí, perfecto.

     Narra Sansu.

     Izana: Nuriel, tienes en tus filas a dos personas que me pertenecen.

     Apreté los puños bajo la mesa al darme cuenta de que a los ojos de este inútil ___-chan no merecía ni siquiera el respeto de un honorífico, y de no ser porque mi diosa puso su mano sobre la mía para indicarme prudencia no me habría quedado callado.

     ___: ¿En verdad? ¿Puedes darme los nombres?

     Izana: Los hermanos Haitani, estoy seguro de que los conoces.

     ___: Por supuesto que los conozco, son los capitanes de mi quinta división, pero hay un pequeño problema con lo que me dices.

     Izana: ¿Un problema?

     ___: Los Haitani son míos. 

     Cuando dijo eso, el semblante sonriente del tipo se desvaneció, Kakucho me observo con detenimiento esperando al momento en el cual moviera un solo músculo para detenerme, mientras mi comandante y amiga de la infancia parecía despreocupada, porque con toda la tranquilidad del mundo siguió comiendo.