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4: Hє ∂σєѕη'т ℓιкєѕ уσυ

Hyunjin se alejó avergonzado por le que dijo antes. 

Mierda... 

 Felix lo miro de reojo y suspiro aliviado regresando su atención a la clase. 

Paso el rato y Hyunjin finalmente prestaba atención a su clase pero seguía sintiendo vergüenza por lo que le comento su compañero de mesa. 

–Eso será todo por hoy, se pueden retirar. 

 –Gracias, profesor. 

 Ambos compañeros comenzaron a guardar sus cosas, Felix guarda todo sin prisas mientras que Hyunjin lo hizo rápidamente para poder conversar con el mayor.

–Uh, sunbae... No me di cuenta de que eras un estudiante de reingreso —bajo la cabeza avergonzado, podía sentir la mirada de Felix sobre él– Lo siento, no me di cuenta de que eras mayor que yo... 

El mayor sonrió de lado, se levantó y al pasar detrás de él revolvió su cabello suavemente con una mano: –No te preocupes por eso.

Hwang dejo de lamentarse a sentir esa suave mano sobre sus cabellos, con un pequeño rubor en sus mejillas se levantó determinado acercarse a él. 

No puedo dejar que se vaya ahora... ¡Es mi apuesta sunbae! 

Salió rápido del salón con su mochila a la mano, en el pasillo Felix ya se estaba alejando, desde esa distancia Hyunjin le gritó: –¡Sunbae! 

Él se detuvo y con desconcierto volteó a ver al menor que ahora ya estaba parado frente a él.

–¿Qué?

–¡¿Qué harás para el almuerzo?! Quiero decir, ¿te gustaría almorzar? Yo invito, te debo una disculpa —a pesar de tener un bonito rubor y una sonrisa adorable, Hyunjin no podía verlo a los ojos, así que miraba un punto detrás de él para simular que lo estaba viendo.

Pero no era tan discreto, Felix lo notó, hizo una mueca simulando que lo pensaba y sonrió con pena.

–Oh, tengo que ir a ver al profesor, será para la próxima.

–Oh... Seguro...

¡Me sonrió!

–Puedo... ¿Tal vez podríamos intercambiar números?

–Claro.

Hyunjin le dio su teléfono a Felix para que agregara su número, luego le regresó el teléfono, pero el contacto no tenía nombre.

–No tengo tu nombre.

–Felix, Lee Felix. ¿Tú?

–Soy Hwang Hyunjin, es un placer conocerte.

¡Es muy apuesto!

–Igual, ¡nos vemos después! —se despidió con un ademán de mano y una agradable sonrisa pequeña antes de irse.

Quería ir a almorzar con él.

Suspiró decepcionado y siguió con su día, esperando que la próxima vez Felix aceptara su invitación a almorzar.

Pero el almuerzo nunca sucedió. Cada vez que le sugería a Felix almorzar juntos, siempre tenía una excusa, sin importar lo insistente que fuera Hyunjin. Parecía haber una invisible barrera entre ellos, y por más que intentaba acercarse, no podía romperla.

Después de un día frustrante, Hyunjin decidió buscar consejo con su mejor amigo, quien resultó ser poco compasivo.

–Amigo, no le gustas.

En vez de ayudar, su amigo solo logró hundirlo más en la miseria. Hyunjin hizo su mejor cara de dolor y se recostó en el respaldo de la banca, simulando que había recibido un golpe fuerte.