Chapter 2

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𝐵𝑙𝑖𝑡𝑧 𝑠𝑖𝑑𝑒 / 𝐵𝑜𝑡ℎ 𝑠𝑖𝑑𝑒𝑠

Una, dos... las horas pasaban y el imp lo único que había hecho era cavar su propia tumba ahogándose en su desesperación, agradecía en ese momento que su querida hija no estuviera ahí para verlo en un estado tan penoso, estaba envuelto en sus sabanas en posición fetal, tratando de protegerse, tratando de qué ese sentimiento de peligro dejará de llenar su ser de esa manera tan repulsiva, de esa manera que él conocía.

"Tengo que ir ahí. Tengo que ir." Se decía a sí mismo en un ciclo repetitivo, pero ¿Realmente tenía que ir? ¿O es que quería ir? ¿Es que acaso algo dentro suyo le pedía ir? ¿Ir y hacer qué, exactamente? ¿Rogar por perdón? ¿Humillarse y dejarse llevar en los brazos de él? No, claro que no. Eso no era posible. No se lo podía permitir.

...

El reloj de la ciudad finalmente tocó sus doce campanadas, cada una resultando molesta para el tan alcoholizado demonio. No hay mejor frase para describir lo que hizo que no fuera "Ahogar sus penas" ... bueno, las estuvo "ahogando" desde hace ya una buena cantidad de horas. Rodeado de una cantidad intoxicante de botellas, recostado en su sofá justo al lado de aquella mancha de humedad que había creado el mismo en su almohada por culpa de sus lágrimas. Realmente deplorable y, sin embargo, ya se apresuraba a levantarse para abrir la penúltima botella que le quedaba. Borracho, triste y sin nadie que pudiera entenderlo...o que siquiera lo intentara.

¿Esta era su vida ahora? ¿Sería así cómo pasaría cada día de ahora en adelante?

Una hora más pasó, le tomó un rato consumir la última botella, viendo a la vacía esquina de su cuarto sin ningún pensamiento en mente, como un muerto en vida.

Satán sabrá qué lo poseyó en el momento en que su reloj finalmente dio las 2, pero lo qué fuera, lo hizo levantarse. Tambaleándose y con la mirada pérdida buscó lo más que podía sus llaves, no tenía mucho tiempo para pensar, sabía que sí lo hacía todo se iría al carajo, y de buena o mala suerte para él, el alcohol le había hecho hacer caso omiso a su sentido común... sí es que siquiera eso le quedaba.

Subió a su van, su destino siendo el palacio de cierto Goetia.

Las calles, las luces, esa ruta la había hecho tantas veces que la tenía tatuada en su memoria.

No fue mucho antes de que llegara al palacio, haciéndose camino por esa gran enredadera que rodeaba el balcón de la habitación del príncipe.

Se abalanzó con agilidad y entró.

Caminó por la habitación hasta que su vista se posó en la cama, donde alguien descansaba.

Se acercó con sigilo hasta quedar parado frente a esta, no supo en qué momento su rostro se había acercado tanto al del contrario, lo único que sabía era que mientras se acercaba los pequeños ulúleos del más alto se hacían más audibles para él.

Sus manos instintivamente fueron a sujetar el rostro del príncipe, mirándolo detenidamente.

El más alto abrió sus ojos ante el tacto y sus ojos recién abiertos, adaptándose a la oscuridad, no le permitieron ver quién era aquel intruso.

-¡POR LUCIFER! - Soltó en pánico, sentándose y retrocediendo en su cama, hasta que su espalda tocó el marco de la misma. Achicó sus ojos, forzando su vista para ver quién era, y finalmente, la luz de luna cayendo en su rostro reveló su identidad.

-Mierda, Stolas ¿Por qué tienes que chillar? Soy yo. - Aquel pequeño "grito" del príncipe había resonado sus oídos por lo borracho que estaba, causándole un leve dolor de cabeza.

Sin esperar un segundo, el imp se abalanzó a la cama, gateando hacia el Goetia.

-Uh-... Hola, Blitz. -Dijo, extrañado por su intrusión en el palacio. -Y... ¿Qué te trajo aquí? -Preguntó incómodo por las acciones del más bajo.

-No puedes callarte ni un segundo, ¿eh?-Tomó el mentón del contrario, ignorando cualquier queja del emplumado príncipe, y vio directamente a ese par de ojos que tenía, que brillaban rojo cual rubí.-Puedo cambiar eso. -Y corto el poco espacio que había entre ellos, uniéndose con el contrario en un beso.

-¡Mmph! -Fue lo único que llegó a musitar el más alto, antes de poner sus manos frente a él para apartarlo.

Claramente, el más alto le ganaba en fuerza al pequeño imp y, obligado a apartarse por el empujón, miró nuevamente hacia el búho, esta vez con confusión en su rostro.

-¿Qué demonios te pasa hoy? ¿De tanto usar magia te quedaste imbécil o algo? -Preguntó de manera áspera ante la reacción del príncipe, nunca había actuado de esa manera con él. Nunca lo había rechazado, si hubiera estado sobrio hubiera pensado lo que estaba haciendo mejor, pero ese no era el caso.

-Yo... -Susurró, tensándose en cuanto sintió las manos del más pequeño recaer en sus hombros, sujetándolo.

Y entonces finalmente Stolas notó el porqué de su manera tan brusca de actuar, no solo por el sabor que había dejado en cuanto lo besó, pero por el aroma tan fuerte que provenía de él, decir que estaba "borracho" era poco, él estaba lo que le seguía.

-Quédate quieto, maldita sea. -Susurró tomando con una de sus manos el mentón del príncipe, le molestaba la manera en la que la mirada del mismo había cambiado, se había suavizado, y lo odiaba, Satán como lo detestaba, como detestaba que lo mirara de esa forma.

-Blitz, no estás bien... -Afirmó, tomando la muñeca del brazo que sostenía su mentón y colocando su otra mano en la mejilla del imp.

-Estoy perfectament-... -Paró a mitad de su refutación, pues había sentido una ola de náuseas repentinamente. -Estoy bien, mierda- ¿Por qué tienes que ser tan jodidamente molesto?

Stolas comprendía que no convencería al pequeño demonio de dejarlo, por lo menos no en ese estado, así que atinó a apresarlo en sus brazos con un abrazo, dejándolo inmóvil.

-¿¡Qué crees que haces!? ¡Suéltame! -Exigió, tratando de zafarse de sus brazos sin éxito alguno, se resignó y dejó de luchar, su única opción siendo quedarse aplastado contra ese bulto de plumas que tenía su captor en la parte superior de su torso.

Esto se sentía mal, no solo para Blitz, pero para Stolas.

Tantas noches... deseando que el imp viniera, deseando poder hablar, pero tonto él, que nunca tuvo las agallas para ir y resolverlo como los adultos que son. Se arrepentía cada segundo por ello y ahora que lo tiene en frente, no puede hacer nada por su estado, no puede cumplir con lo que cree que Blitz quiere de él. Se sentía completamente inútil en ese instante, pero aun así, solo por la presencia del contrario, quería que este momento durará un poco más, por más que doliera su presencia, su ausencia definitivamente era agonizante comparada... no quería que se fuera, no otra vez.

┇1152 𝘱𝘢𝘭𝘢𝘣𝘳𝘢𝘴.

Once more to hold you ➥StolitzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora