Karma.

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Un libro se poso débilmente sobre una mesa, un libro que a leguas se notaba de quien era, más si se sumaba a la vista los demás que posaban junto al primero, libros de biología, de historia, de tortura y la colección completa de los libros de Edgar Allan Poe.

Había una vela aromatica junto aquella mesa, debajo de esta yacía una máquina para escribir que se ocultaba entre la oscuridad misma de la noche.

Tenia la luz perfecta para leer pero los truenos de la noche tormentosa tras de si le ayudaban ocasionalmente.

Escucho un ruido seco, y unos pequeños golpes que se dirigían a la mesa.

—¿Ya se durmió?—Pregunto apenas de forma audible, sin desviar la mirada de su investigación personal.

Dedos golpeó la mesa de repetidas formas, Merlina asintió.

Dedos miró la investigación de la chica y a su manera pareció suspirar, golpeó repetidamente de forma distinta a la anterior—No, no necesito dormir, los Addams nunca necesitaríamos algo así Dedos—Le respondió tranquilamente a la mano, la cual siguió insistiendo—No molestes tanto, la puedes despertar, los Addams podemos pasar meses sin dormir si nos lo proponemos, los Addams podemos hacer todo lo que deseamos.

Dedos golpeteo con la punta de su pulgar—Lo se, pero no importa—Merlina dejo los libros de lado, ahora compartía una mirada con el miembro más incompleto de la familia—Solo es cuestión de tiempo, no va a escapar por mucho más—Poso el dorso de su mano sobre su mejilla, mirando la tormenta que se cernía sobre el sitio.

Dedos golpeó la mesa con fuerza, pero la chica oscura de su estirpe llevó su mano sobre el, para calmarlo—No es tu culpa, es mía—Susurro sin verlo, Dedos no respondió.

Merlina prefirió quedarse en silencio, metida en sus pensamientos propios sin despegar su visión de la ventana, podía escuchar cada gota perfectamente, cada gota de agua golpear la ventana, y luego acompaño el golpeteo de otro liquido.

Unas gotas rojas constantes en la mesa, la otra mano de Merlina estaba fuertemente apretada, entre sus dedos pequeñas gotas de sangre caían sobre la portada de su libro de biología mientras ella, tenía un brillo de odio en sus orbes.

—Cualquiera que entre lo decapitas dedos—Le pidió a la mano mientras se ponía de pie y con pasos decididos salía de la habitación tras ponerle rápidamente el pasador a la puerta, ignorando por completo a su familiar.

Los truenos continuaron cayendo, la puerta de aquel sitio de reuniones, personal se abrió, Eugene salto en su sitio.

Merlina y el compartieron una mirada rápida—Es de madrugada ¿Que haces aquí Eugene?.

—Eso te lo debo de preguntar yo a ti Merlina—Contesto secamente, Eugene tenía una pequeña colmena para sus estándares sobre la mesa que parecía cuidar con demasiado entusiasmo si se quedaba en ese sitio hasta esas horas cuidando su temperatura con las distintas lamparas—Todas las noches sales del hospital Addams y caminas aquí para hacer lo mismo una y otra vez—La chica lo ignoro, se coloco delante de una pizarra que tenia una gran cantidad de nombres, notas, fotos y una muy detallada línea de tiempo en escrita en ella—¿No sería mejor que cuidarás a Enid?.

—Me duele escuchar su nombre—Respondió ella sin despegar la mirada de todas las pistas que había reunido.

—Igual a mi—Eugene tenia sus ojos con bastantes orejas también, mientras miraba aquel panal con perspicacia y de ves en cuando, tomaba la temperatura de esa parte de la habitación con un medidor que tomaba en una mesa—Pero, ella nos necesita a todos unidos para darle apoyo y siendo sinceros—Vio a la Addams sobre su hombro, estaba empapada y no le tomaba importancia, solo miraba fijamente aquella información—No lo estamos en lo más mínimo.

Devuélvemela.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora