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Pasaron meses y ni Benito ni Brad se volvieron a ver. Uno tenía rodaje cada día y el otro, conciertos. Benito estuvo a punto de escribirle muchas veces, pero al final nunca lo hizo.

Un año después, la película ya estaba completamente filmada y se proyectaba en todos los cines. Fue entonces cuando llamaron a Benito para invitarlo a la premiere en París. Benito no iba a mentir, estaba aterrorizado. No solo por el hecho de volver a ver a Brad (aunque eso también), sino porque sería visto no como Bad Bunny, sino como Benito, la nueva estrella de Hollywood.

Con nervios, se preparó: se puso su mejor traje, se perfumó, se hizo trenzas y, como siempre, eligió sus mejores gafas.

Al acercarse al estreno, los nervios lo invadieron. Iba a ver a Brad Pitt de nuevo. Desde su último encuentro, muchas cosas habían cambiado. Él y Gabriela se distanciaron tanto que ya no la consideraba una persona cercana, y también estuvo envuelto en la polémica por besar a la chica del vestido verde en un concierto. Ese incidente le había dado un dolor de cabeza. En aquel concierto, trataba de olvidarse de alguien que no podía sacar de su mente, y lo peor era que esa persona estaría hoy en el estreno.

Al llegar, lo primero que notó fueron los paparazzis. Posó para las cámaras un momento, cuando de repente lo vio. Como siempre, Brad lucía impresionante, pero lo que más le llamó la atención fue su traje verde. ¿Podría ser una coincidencia, justo del mismo color que el vestido de aquella chica? Sea como sea, Benito sabía que hoy le iba a doler la cabeza.

Cuando Benito se fue acercando, fue Brad quien lo notó primero. Con una mirada feliz, le dio la bienvenida cogiéndolo del hombro.

—¡Hey, Benito! Cuánto tiempo sin verte. ¿Cómo estás? —le dijo en español, con un marcado acento inglés. En ese momento, Benito quedó en shock. ¿Tenía que ser tan adorable?

Directamente, Benito se sonrojó.

—Bien, bien. Pero realmente no tienes que esforzarte. Últimamente he mejorado mi inglés.

—Tonterías, me hacía ilusión darte la bienvenida en tu idioma natal —dijo Brad en inglés esta vez, con una sonrisa deslumbrante, mientras le guiñaba un ojo—. Vamos, que nos están esperando.

Con un firme agarre, lo llevó hasta donde estaba el resto del elenco. Allí, Benito notó lo alto que era Brad en comparación. Trató de no pensar en ello mientras se aproximaban a la alfombra roja. Todo el elenco estaba allí. Benito posó en el medio, entre Brad y Joey, y no se dio cuenta cuando Brad le dio la espalda. El actor se giró de repente, puso una mano en la pared y, con una mirada atrevida, sonriendo, dijo:

—Vamos, Benito, ¿no lo ves? Estoy vestido de verde, ¿no me vas a dar un beso?

Benito se puso nervioso de inmediato, miró hacia otro lado, y cuando volvió a mirar a Brad, sus ojos se desviaron involuntariamente hacia sus labios.

Estaba en una especie de trance, pero la risa de Brad lo devolvió a la realidad. El actor se apartó para seguir posando, mientras Benito intentaba recomponerse. Sin embargo, no podía dejar de pensar en los labios de Brad. Ni siquiera notó que las fotos ya habían terminado y todos iban a ver la película. Se sentó al lado de Brad, pero durante la proyección estaba demasiado nervioso. No podía concentrarse en los acontecimientos, solo pensaba en lo que Brad le había dicho. ¿Acaso sabía sobre el vestido verde? ¿Acaso lo había visto?

Para distraerse, miró a Brad, y se sorprendió al ver que no sonreía como los demás. En lugar de eso, tenía una expresión más íntima, más triste. Parecía que en ese preciso momento, Brad tampoco prestaba atención a la película, sino que estaba pensando en algo melancólico. Cuando Brad notó que Benito lo observaba, le guiñó un ojo y le sonrió.

Dímelo antes de que me vaya Donde viven las historias. Descúbrelo ahora