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Chaeyoung se encontraba en una banca a un lado de sana comiendo takis.

—Gracias, siempre me ha costado conseguir takis —rio. 

—No es nada —le sonrió y suspiro.

—Pasa algo?

—¿Cómo le haces para estar tan feliz, a pesar de lo que te hicieron?

La japonesa llevó un takis a su boca —Si no lo hago, me derrumbaré y no quiero eso, Momo no merece que llore por ella, no lo haré. Ya tuve suficiente de ella. ¿Te pasó algo similar?

—Sí, solo que ella si valía la pena —se puso de pie, llevando una mano a su frente, recordando a su exnovia—. ¿Cómo pude hacerle eso? La obligué a estar conmigo. Debo de irme. Mina ¿está en su departamento?

—¡Espera! ¿Tú eres esa Chaeyoung? —preguntó con asombro—, te imaginé diferente.

La coreana solo se encogió de hombros.

—A Mina la suspendieron, me dijo que estaría en su casa.

—¿Por qué?

—Larga historia, será para otro día.

—¡Gracias! Tengo que solucionar esto. Nos vemos. —sin mas salió corriendo del sitio, logrando escuchar a Sana gritar "suerte".

Chaeyoung tocó el timbre de la casa con nerviosismo.

—¡Oh Chae! —dijo la mamá de Mina al abrir, extendiendo sus brazos para un abrazo—, hace mucho que no vienes, ¿peleaste con Mina?

—¿Está Mina? 

La mujer asintió —Ya veo, está arriba. Espero que arreglen sus problemas. Ya te extrañamos en esta casa.

La coreana le sonrió y subió al segundo piso.

Al escuchar el pase de Mina, Chaeyoung se adentró a la habitación.

 Lo primero que notó fueron los moretones de la contraria.

—¿Estás bien? ¿Te duele? —expresó con preocupación, acercándose a la chica.

—Estoy bien, no es nada.

La coreana se sentó al borde de la cama imitando a la japonesa.
—Me enteré de que te suspendieron, supongo que tiene que ver con esos moretones.

Mina se encogió de hombros.

—Te traje tu jugo favorito —sacó de su bolsa una cajita.

Le agradeció un poco confusa por la actitud de la coreana.
—No entiendo, la última vez que hablamos me odiabas. 

—Sobre eso, quería... Quiero disculparme. Lo siento. 

—No tengo nada que perdonarte, yo fui la que te hizo daño. 

—¡No! Te obligué a estar conmigo a pesar de que sabía que no me amabas. Fui egoísta. Sabía que me elegirías a mí y me aproveché de eso, lo siento; nunca tomé en cuenta tus sentimientos.

Mina se quedó sin palabras y solo la abrazo. —¿Podemos seguir siendo amigas?—, preguntó con miedo a la respuesta.
—Nunca hemos dejado de serlo —Chaeyoung la abrazó con más fuerza—, te he extrañado.

La coreana al final se quedó a cenar con la familia de la japonesa.

—Entonces, ¿te veré hasta que pase la suspensión? 

—Lo más seguro. 

—Nos vemos—abrió la puerta y dio media vuelta al recordar algo—, Deberías hablar con ella.

—¿¡Eh!? ¿Con quién?

—Ya sabes con quién, creo que deberían salir. 

—No, de ninguna manera, ella no quiere saber nada de mí —negó varias veces con la cabeza.

—Ve a buscarla, no lo sabrás si no la buscas. Ella solo piensa que me molestará. Pero por algo te lo estoy diciendo —sin más se fue sin esperar respuesta.


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Tzuyu daba vueltas con nerviosismo mientras esperaba a Jihyo, se preguntaba porque la coreana pidió verla.

—¿Esperaste mucho?

Se sobresaltó al escuchar aquella voz —N-no.

—Caminemos.

Caminaron por un largo rato en silencio hasta que Tzuyu no lo soporto mas —Lo siento, debí decírtelo.

Silencio es lo único que se escuchaba.

—¡Di algo Jihyo! No soporto esto.

—¿Quieres comer algo?

La taiwanesa la miró con confusión; sin embargo, la siguió al pequeño restaurante que estaba a unos metros de donde estaban.

—Pediré Galbi, ¿tú que pedirás?

—Lo mismo.

Jihyo le hizo señas a la mesera y pidió la comida.

—Mientras leía el hilo, todo cobró sentido para mí, el porqué Momo no tenía tiempo o siempre ponía excusas. Me sentí como una estúpida, pero lo que rompió mi corazón es que tú ya lo sabías.

—¿Qué es lo que debo de hacer para repararlo?

En ese momento llegó la comida y nunca obtuvo una respuesta de la coreana.



>Feliz día de san Valentín, que se la pasen bien y el final ya casi se acerca espero y les esté gustando.



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