LANHE | #O1O

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✦ ... Si duele, comparte ese dolor con mamá ... ✦

No había llorado tanto desde la despedida de Goku en Dragon Ball GT.

O puede que esa haya sido otra mentira, un poco ridícula si es sincero. El punto conclusivo de toda estúpida comparación era el desastroso desastre que se había vuelto luego de que Yeonjun abandonara su habitación. Mejor dicho, luego de que él echara a Yeonjun de su habitación. Como un perro. Un idiota desagradable que merecía ser atropellado por un camión mientras cruzaba la calle aunque si era benevolentemente, Beomgyu al menos le deseaba una muerte bajo las ruedas del vehículo favorito de las transmigraciones.

Porque seguía siendo una persona importante en su corazón.

Retregándose los ojos con furia, las mangas de su camiseta larga le picaron las mejillas y arañadas, otro recordatorio del inestable accionar que se revolvía bajo la claridad de su mente.

Cuando el calor del momento pasó, inevitablemente él arrepentimiento arremetió como si fuese un toro hambriento y cegado por la indignación de ser capturado para luego convertirse en el entrenamiento de cientos de espectadores. Eso era él. Un objeto de entretenimiento. Simplemente un tinto enamorado que no soportó el peso de sus sentimientos y prefirió desarmado un amistad de años.

Un ehosuya adolescente con las esperanzas más allá de lo recomendable.

Fundido en la soledad de su habitación, todo pareció cobrar vida. El mundo seguía girando, sin importar lo destrozado que podía estar en ese instante. ¿Qué era él más que un punto en el universo? Una masa ocupando parte del espacio preestablecido. Nada más, nada menos. Tan ordinario.

ㅡ¿Cómo llegamos a esto? ㅡpreguntó al silencio.

¿Cómo había llegado a este finfeliz desenlace? ¿Seguía teniendo sentido negarse la verdad que supón durante varios años? ¿De qué le había servido? Al final, los miedos que le impidieron aceptarse antes, curbaron forma en el peor escenario imaginable.

Beomgyu nunca fue el chico heterosexual que se divertía al andar de falda en falda cad fin de semana. Sí, le gustaban las mujeres, le parecía encantador cada gemido que soltaban mientras las sábanas se arrugaban al son de sus agarres, sabiendo que bastaba un movimiento en el lugar exacto para elevarlas al éxtasis. Y así ellas le sonreían. No era un gesto falso, era la realidad producto del momentáneo tiempo de felicidad que les otorgó. De esa forma, una especie de vacío se calentaba en su pecho. Enredarse entre las piernas de las chicas le regalaba la sensación de sentirse querido, más que como un amigo, más que como un compañero. Querido a nivel eprsonal, por algo que él daba cuando lo buscaban. Al contrario de lo que sentía cada vez que Yeonjun corría a su lado para juguetear, porque ahí era él quien se desesperaba por extender el contacto entre ambos, sabiendo que apenas Heejin apareciese, su pecho se enfriaría nuevamente.

Nunca sería mmelegido y necesitado por la persona que deseaba que lo eligiera y necesitara.

Mirando el techo de su cuarto, cubierto por pegatinas fosforescentes y uno que otro póster de sus idols favoritos, se dio cuenta de lo absurdo que fue tratar de superar sus sentimientos en el abrigo de terceros.

¿Un clavo saca otro clavo? Jodidamente falso.

ㅡHijo ㅡla suave voz de su madre se extendió abruptamente por el silencio que lo ahogabaㅡ, hablemos un poco, ¿sí?

Dándole una mirada rápida, Beomgyu descubrió que, definitivamente, los dioses tenían algo contra él. La conversación con su madre, que debería haberse pospuesto hasta al menos unos días después, cuando superara relativamente lo de Yeonjun, estaba efectuándose ahora. Lo que tenía sentido si consideraba lo ocurrido horas atrás, con Yeonjun abandonando su casa en un estado alterado y su llanto audible hasta dos cuadras arriba. Tarde o temprano, su teatrito caería.

Los Amigos No Hacen Eso ✦ YeonGyuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora