Cena & Pijamada

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Jeongin estaba extasiado, de verdad. No había otra palabra que definiera mejor la felicidad, la emoción o el orgullo que sentía en ese momento, rodeado de sus amigos y de su familia, recibiendo un montón de elogios y felicitaciones por su buen trabajo en la obra y en la canción. Entre palmadas en el hombro, abrazos y cumplidos pasó cerca de media hora siendo la estrella de la noche (como corresponde, le susurró a Hyunjin en cuanto el mayor bromeó sobre su popularidad), hasta que finalmente fue hora de partir. Así, tras despedirse de su leal séquito de admiradores uno por uno con una enorme sonrisa y un agradecimiento por ir a verlo, salió de la escuela en compañía nada más de su familia y Hyunjin, rumbo a la avenida en la que tomarían un autobús para volver a casa, y Somin un taxi hacia la estación de tren.

—Me daba rabia cada vez que hablabas —decía la abuela, acunando el rostro de Jeongin con las manos una vez que se detuvieron en el paradero—. Te veías tan malvado que quería jalarte las orejas para que te comportaras.

—Sólo un buen jalón de orejas de la abu podría haberme detenido —bromeó él, sonriendo ampliamente mientras sostenía las manos de la mujer sobre sus mejillas—. ¿Sí te gustó, abu?

—Siempre me gusta todo lo que haces.

—Tu risa malvada me dio escalofríos en la escena antes de la pelea —intervino Somin, llevándose una mano al pecho—. Por un momento pensé que estabas poseído o algo así.

—Pensé que te habías vuelto malo de verdad —agregó su primito más pequeño, tironeándole del pantalón para llamar su atención—, pero Jinnie hyung me explicó que era de mentirita.

Cuando Jeongin se giró para mirar al recién nombrado, aparentemente ya muy en confianza con su pequeño primo, éste le guiñó el ojo mientras le dedicaba esa sonrisa coqueta tan bonita suya, haciéndolo estremecer. Y aunque acababa de interpretar a la perfección al rey de la oscuridad sin pestañear, se vio en problemas a la hora de disimular en frente de su familia que estaba derritiéndose por dentro. Tonto Hyunjin con su tonta sonrisa encntandora...

Para su suerte, su falta de respuesta y su cara de bobo enamorado pasaron desaparecidas para los demás debido a que llegaba el autobús y comenzaron a despedirse de Somin. Tras prometerse con su hermana que se verían pronto y que estudiarían juntos para su examen de ingreso a la universidad, la mayor se despidió de todos y ellos subieron al transporte, dejándola atrás. Jeongin se sentiría triste en un día normal, pero en ese momento exacto Hyunjin estaba tomando asiento a su lado, y eso realmente le impedía sentir algo diferente a la pura alegría que había experimentado durante la última hora.

—¿Cuánto tiempo tenemos hasta tu casa? —cuestionó el chico ni bien el vehículo arrancó.

—Como cuarenta minutos, más o menos —respondió él, girándose un momento para observar a su familia varios asientos atrás, e inmediatamente apoyó la cabeza sobre el hombro del chico—. No te molesta si voy así, ¿cierto?

—Por supuesto que no.

—¿Y si me duermo un poquito? —aventuró, acurrucándose lo más cerca posible del mayor—. Estoy muy cansado.

—Cierto que anoche no dormiste por los nervios —recordó Hyunjin, soltando una risita sutil—. Duerme tranquilo, nene...

—Jinnie —llamó, levantando apenas la cabeza para mirarlo, y esperó a que él se girase a mirarlo también—. Una cosita más.

Antes de que Hyunjin le preguntara qué era lo que quería decirle, Jeongin no dudó y con movimiento rápido y mucho coraje dejó un beso fugaz en los labios del chico, para luego volver a acomodarse y rápidamente cerrar los ojos (y no ver la reacción de Hyunjin, porque se moría de vergüenza). Cuando medio segundo más tarde el mayor le besó la cabeza, sonrió y hasta soltó una risita tímida a pesar del intenso sonrojo que se apoderó de sus mejillas. Luego de eso, no tardó mucho en dormirse.

Sorry, Wrong Number! (HYUNIN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora