III

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Cuando tenía cinco años recordaba mucho hablar sobre mis mundos a mi madre, ella aún conservaba algunos dibujos de estos mismos. Nunca iban más allá de los dibujos y juegos infantiles. A partir de los diez, cuando las exigencias llegaron a mi vida y algunas experiencias malas, mis deseos de ir a esos lugares nacieron.

La blancura se disipó lentamente, la extraña estática había desaparecido hace tiempo. Me veía en el mismo cuerpo, aunque tal vez, sea un año después. Está vez mi intento de artista volvió a mí para retratar más a detalle lo que quería o lo que mi mente deseaba. Recuerdo muy bien y se muestra en el sueño todo el tiempo que pase haciendo la actividad, tan larga que no comí ese día por estar al pendiente.

Al terminar los dibujos que en ese entonces no me causaron más que maravillas, salí de mi habitación encontrándome con mi madre estando algo enfadada conmigo diciéndome y dando sermones que en costumbre ya estaba.

La escena cambio tan de repente que incluso sentí un mareo, ahora estaba en un sueño pasado dentro de un sueño, vaya ironía.

La mezcla tan extraña de sentimientos y escenarios en el sueño me hicieron sentir que ese era mi lugar soñado, ese que hacía un año o tal vez más quería estar, aunque ahora me doy cuenta que solo eran actos de películas o inclusive libros que había leído alguna vez. Desperté con la emoción sobre mi cuerpo y soltando risitas estúpidas al recordar lo que mi mente había creado.

Ese día desayuné bien y tuve un buen día, realmente todo fue muy resumido y ya estaba de nuevo en cama cuando esta misma se hundió y me trago al instante de cerrar los ojos, grité, no sé si yo o mi imagen joven, pero la habitación se había vuelto nuevamente oscura y apretada, no sé cómo describirla realmente. ¿Era una alegoría?

Sueños Corruptos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora