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Un nuevo día comenzó, todo lo sucedido fue tan repentino que le cuesta acostumbrarse, Mudarse con un desconocido, que su madre ahora sea un tanto atenta, todo... Todo, tan repentinamente...

Todo eso sería complicado para la mente de un niño, pero no para Izuku Midoriya. El tenía una mejor forma de ver las cosas, era un poco más realista y maduro para su corta edad, pero así es el. Eso en verdad le facilita más la vida en ciertos aspectos, cómo por ejemplo cuando se presentan situaciones que se asemejen a la complejidad de lo que ahora está sucediendo.

Se levantó, se baño y cepillo los dientes. Su madre le había dicho que por estos días no hiria a la escuela, realmente esto no le afectaba. Pero si extrañaba aprender nueva información, era muy curioso en ese aspecto, le interesaba cada cosa y quería aprender cada cosa. Todo parecía fascinante ante sus ojos...

Bajo a desayunar, su madre ya tenía todo listo, comieron sin ningún intercambio de palabras. El señor Yagi no estaba con ellos puesto que ya se había marchado al trabajo.

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El día pasó rápido, demasiado para su gusto y pronto se hizo de noche.

Una vez término de cenar, llevo sus utensilios y procedió a lavarlos. Hecho esto, se marchó a su habitación y se acostó en su cama para luego de unos minutos dormirse.

           ☆゚⁠.⁠*⁠・⁠。

Al día siguiente...

06:30 a.m

-Izuku... Izuku.- Removía su cuerpo para intentar despertarlo.

-¿Mh? No... Cinco minutos más.-Hablaba adormilado, volteandose mientras se arropaba con las sábanas.

En eso Inko tiró de ellas con un poco de fuerza haciendo que Izuku se volteara de nueva cuenta, quedando un poco sorprendido por la repentina acción.

-¿Que... Que sucede, mamá?

-Pequeño Izuku, necesito que te levantes. ¿Sabes? Te tenemos una sorpresita.

Al instante que dijo eso, los ojos del niño se abrieron en par, dando un resplandeciente brillo de emoción.

-¡¿De veras!? ¡Que es, Que es, Que es!.-Dando saltitos por toda la cama.

-Mjg.-Dijo para luego formar una sonrisa.-.. Primero iremos al parque, luego... Verás de que se trata.

Diciendo aquello, su sonrisa se intensificó aún más. A Izuku le recorrió un escalofrío que ignoró, causa de su emoción desbordante.

-Asi que... Mejor anda a bañarte. Te estaremos esperando en la sala. Ten un poco de prisa ¿Bien?

-¡De acuerdo!

La mujer salió dejando a Izuku solo, este se alistó lo más rápido que pudo. Tenia que hacerlo, pues...¡Le estaba esperando una fantástica sorpresa!

10 minutos después.

-¡Ya estoy listo, mamá!

-Bien...Yagi, ¿Que tal si nos vamos?

El nombrado solo asintió, tomo la llaves de su auto y se dirigió a la salida con los peli-verdes detrás de el.

El camino fue silencioso, no más con unas que otras preguntas por parte de Izuku, quien se removía y a veces daba pequeños saltitos en su asiento. No lo podía dejar de hacer, estaba muy muy emocionado por la sorpresa que venía. Su madre nunca había hecho algo como eso en toda la corta edad que tenía, es por ello que esto lo volvía demasiado feliz como para poder ocultarlo. En especial sus ojitos que tenían un inmenso brillo que los hacía ver muy bonitos.

Una vez llegaron al parque el niño recorrió todo el lugar, trepando a cualquier juego que le llamase la atención.

El columpio, la resbaladera, el pasamanos, luego el piso... Se había caído intentando subir en el. Inmediatamente se levantó de un solo brinco, caídas como esa no le arruinarían el momento.

Una vez estubo cansado fue con su madre, esta lo llevó a comer helado.

El señor Yagi se encontraba fuera del parque, hablaba con un señor muy raro de traje.

-Mami... ¿Quien es el señor de traje?

-Es... Un amigo de Toshinori. No tengas cuidado, sigue comiendo.

El pequeño asintió, pero luego de un rato el de traje se comenzó a acercar con el señor Yagi junto a el.

-Inko, cariño. Me surgió algo urgente, el te llevará a ti y también Izuku. Yo tengo que irme.

-Mh, bien. No te preocupes, ve.

Izuku haló de la falda a su madre, está bajo la mirada para observarlo.

Midoriya iba a decir algo pero mejor se lo guardó, no quería ser un impertinente. En cambio su madre entendió que era lo que quería decir, a lo que le susurró;

-El nos llevará a ver tu sorpresa...

El niño asintió feliz.

Una vez Yagi se marchó, se subieron al auto. Estaba emocionado.

Pronto una sensación de inconformidad se hizo presente en el. Llegaron a un lugar muy apartado, no conocía dónde se encontraban. Su mamá se bajó del auto, así que imitó su acción.

Entraron al local de enfrente donde se habían estacionado, Inko empezó a avanzar, el quiso hacer lo mismo pero una mano atrapando sus hombros se lo impidió, luego sintió como le colocaban un trapo humedecido con alguna sustancia.

Estaba desesperado, su respiración estaba siendo afectada. ¿Que estaba sucediendo? ¿Dónde estaba su mamá? Pronto esa última incógnita se disperso cuando la vio frente suyo... Sin hacer nada, dejandolo a su suerte... Con una sonrisa. Fue lo último que vio antes de hundirse en una completa obscuridad abrumadora, antes de perderse...

             ☆゚⁠.⁠*⁠・⁠。゚

Despertó con un inmenso dolor de cabeza que aturdía sus sentidos, pronto todos los recuerdos vinieron a su mente, ¿Por que...? Cuando todo empezaba a mejorar...

Las lágrimas no se hicieron esperar, necesitaba hacerlo, necesitaba desahogarse... No entendía nada de la situación. Su corazoncito dolió, se rompía al ritmo de sus sollozos, se quebraba por dentro por cada hipido que su sola boca soltaba sin querer detenerse mientras el líquido salobre saboreaba, haciendo que la situación se tornase más amarga.

Parecía que iba a seguir con su lamento, pero la puerta abriéndose captó su atención...

Era el mismo hombre que lo había traído hasta ese lugar, por inercia su cuerpo tembló al verlo acercarse... El se detuvo estando frente suyo.

-Sigueme.

Sin darle tiempo a negarse (aunque por el miedo que le generaba, no lo haría) , el hombre empezó a avanzar. Izuku lo siguió.

No duraron mucho con la caminata cuando se detuvieron frente a la puerta de una habitación, el hombre tocó la puerta a lo que se escuchó un "Adelante" del otro lado, por lo que prosiguió con Izuku detrás de el.

-Como ordenó, señor. El niño está aquí.

Izuku seguía detrás de el, por lo que se hizo a un lado para que el menor se dejase ver.

-Oh...-Vociferó para luego formar una sonrisa-, Bien. Puedes retirarte, Tsukauchi.

El nombrado hizo una reverencia y se marchó. Luego el sujeto delante de él, dirigió su mirada al pequeño con una media sonrisa.

-Es un gusto al fin conocerte, pequeño Izuku... Me presento, soy Giran...

                .

                .

                .
               
Y colorín colorado, El sufrimiento... Ha empezado...



Aquel Día [DabiDeku] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora