A la velocidad a la que oscilaba la espada del mecha, aunque el tiempo de respuesta humano se multiplicara por dieciséis, no lograrían esquivarla. Cuando se sintiera la quemadura, ya sería demasiado tarde para esconderse. De lo contrario, no habría necesidad de contar con un sistema de defensa automático en el diseño del mecanismo.
No fue hasta que la hoja de energía cayó en la esquina de la sala de control y un espeso humo oscuro se elevó en el aire que Lu Bixing -cuya vista estaba nublada por las deslumbrantes hojas de energía- pudo por fin enfocar los ojos en la persona que tenía delante.
Lu. - ... -
Cuando esos malditos estudiantes jugaron y se fugaron con el mecha, se quedó encerrado en el laboratorio. Por fin pudo sacar un vehículo y ponerse al día; entonces, nada más entrar, se topó con los anfitriones. Hizo truco tras truco para deshacerse de sus perseguidores antes de encontrar a sus alumnos siguiendo sus coordenadas, sólo para que casi le dispararan sin motivo hasta convertirlo en la briqueta de carbón más bonita de la historia... Cada vez que Lu sentía que no podía ser más desafortunado, el destino le daba una sorpresa en la siguiente esquina.
Por un momento, el científico Lu Bixing vaciló. Se le ocurrió entonces la idea de elegir una religión cualquiera y adorar a su dios, porque parecía que la ciencia ya no podía explicar su escabrosa vida.
Lin Jingheng lo bajó y se puso las manos a la espalda. Preguntó con una sonrisa irónica. - Bueno, ¿necesito darte cinco minutos para organizar tus pensamientos? - .
Lu Bixing estaba a punto de hablar cuando, de repente, oyó algo. Echó un vistazo y se dio cuenta de que el mecha que les había atacado estaba haciendo un ruido espantoso: ¡el cañón de partículas se estaba cargando!
Aunque se tratara de un insignificante cañón de partículas ligeras, en el universo ilimitado, era suficiente para aniquilar en un segundo a todas las criaturas vivas en un radio de un kilómetro y medio.
Lu no se lo pensó dos veces. Calculó la posición de su mecha, arrastró a Lin por el brazo y corrió por su vida. Al mismo tiempo, encendió el sistema de defensa del mecha. - ¿No has visto ese mecha fuera de control? Has entrado solo. ¿Estás loco? - .
Lin. - ... -
¿Cómo se atreve este hombre a decir que los demás están "locos"?
En el calor de todo aquello, el director Lu, el "gentil erudito", había olvidado que era muy diferente de lo que solía ser: ahora era un erudito que consumía drogas lo volvían lo suficientemente fuerte como para abollar la puerta de seguridad de un laboratorio.
Este arrastre imprudente hizo que el hombro del cuerpo ordinario de Lin se resquebrajara, casi dislocándolo. Afortunadamente, Lin Jingheng, el ex-comodoro, era un hombre duro que había pasado por miles de matanzas y fue capaz de tragarse su grito.
Lin apretó los dientes. Antes de que brotara el sudor frío causado por el dolor, se zafó del agarre de Lu con un hábil movimiento de muñeca. Pero justo en ese momento el cañón de partículas ya había sido disparado.
Los cuatro chicos soltaron un grito unánime como si lo hubieran ensayado. Como no habría tiempo suficiente, Lu cerró la puerta del mecha a distancia para mantener a los estudiantes dentro. Entonces, al mismo tiempo, empujó a Lin hacia delante, sujetándole las manos contra la pared, e instintivamente arqueó la espalda para protegerle...
Por un momento, Lin pareció algo confuso; Lu no lo vio. Instintivamente había bajado la cabeza y cerrado los ojos. La última imagen que se reflejó en su retina, fue la larga cicatriz que recorría el cuello y la clavícula de Lin.
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Can Ci Pin | The Defectives (Book 1 - Planet of Desolation )
Science Fiction"¿Quién será el que entierre a la humanidad, Orwell o Huxley? No hace falta que des tu respuesta tan rápido. Leamos primero una historia. Cuando Lu Bixing, un hipster de la Octava Galaxia, se enamoró de un gángster llamado B4, no sabía que su querid...