XXXVI- UNA MIRADA ASESINA

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Después de su intento de matar a Rebekah la noche anterior, Kol no se encontraba por ninguna parte, junto con la estaca de roble blanco y el resto de las dagas

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Después de su intento de matar a Rebekah la noche anterior, Kol no se encontraba por ninguna parte, junto con la estaca de roble blanco y el resto de las dagas. Estaba decidido a no permitir que nadie despertara a Silas y se aseguraba de que nada le impidiera hacerlo. Klaus, sin embargo, tenía un plan. Sabiendo que Rebekah había conservado su daga después de la última vez que la usó con ella, solicitó la ayuda de Stefan para quitársela, para poder usarla y la ceniza que había dejado en Kol. Si bien Audrey no aprobaba el plan, sabía que no había muchas otras opciones. No si quería mantener a Jeremy a salvo. Ella llamó para ver cómo estaba y él le aseguró que estaba bien, encerrado en la casa con Elena y Matt.

Entonces, cuando Klaus le pidió ayuda para cuidar a Damon ese día, ella decidió aceptar. Dado que Kol no había sido invitado a la casa de los Gilbert, Jeremy estaba a salvo allí por el momento y podía centrarse en resolver la situación antes de que empeorara. No le había dicho a Elijah lo que estaba pasando, y no planeaba hacerlo. Lo último que quería hacer era preocuparlo y tenerlo en la ciudad con Kol actuando de manera tan imprudente. Él estaba más seguro en Nueva York, y mientras ella mantuviera su collar puesto, no estaba en peligro.

—Muévete —le dio una patada a Damon, haciéndolo poner los ojos en blanco antes de sentarse en la cama de la celda, moviéndose para que ella pudiera sentarse a su lado.

Stefan los había dejado a ella ya Klaus, dejándolos con pequeños viales de sangre para darle a Damon, e instrucciones para romperle el cuello si era necesario. Ella agarró la pelota de su mano, arrojándola a la pared y atrapándola con facilidad. —Eso es mío —él frunció el ceño, agarrándolo mientras ella iba a atraparlo de nuevo.

—Sabes, nada de esto sería un problema si hubieras hecho tu trabajo correctamente —Klaus intervino, apoyándose contra la pared frente a ellos. —Estaba perfectamente dispuesto a dejarte entrenar a Jeremy.

Damon se burló. —No, no lo estabas. ¿Estás bromeando? —él lo miró. —Llegaste allí el día dos. ¿Sabes lo difícil que es lograr que esos cerebros de XBox se concentren?

—Y luego, cuando convertí las moscas del bar en vampiros para que él los matara, dejaste que Kol los matara —Klaus continuó, haciendo pasar cualquier culpa.

—Aquí vamos —Audrey murmuro para si misma, cerrando los ojos con un suspiro.

—El problema de tu hermano, no el mío, amigo.

Klaus lo miro, sin impresionarse. —¿Y de quien fue la brillante idea de cargar a Jeremy con una conciencia, eh?

Audrey abrió los ojos ante eso, tomando la pelota de Damon y lanzándosela. Él la fulminó con la mirada y ella solo lo miró sin comprender. Damon se aclaró la garganta, tratando de ocultar una risita mientras continuaba. —Bueno, no podemos tenerlo tratando de clavar una estaca a Elena mientras duerme, ¿o sí? —señaló.

—Ah, sí, por el amor de Elena —Klaus reflexionó con un asentimiento. —¿Cómo es que se las arregla para pasar por alto cada cosa horrible que has hecho? ¿Es ignorancia deliberada, o tal vez algo más patológico?

✓ANOMALÍA -elijah mikaelsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora