A partir de ese día las apariciones fueron más frecuentes.
Era una cálida tarde de mayo, Malena se encontraba en su cuarto leyendo una de las novelas favoritas de su madre, aunque no podía concentrase demasiado ya que no dejaba de pensar en aquella extraña figura que tanto le atormentaba.
Mientras miraba pensativa la ventana de su cuarto que daba a una hermosa vista hacia las montañas, escuchó una voz proveniente del piso inferior.
- ¡MALENA, BAJA A CENAR!- gritaba su padre
Malena bajo extrañada ya que casi nunca cenaban juntos y cuando lo hacían siempre había una pelea.
Bajó temblorosa las escaleras que daban al comedor, encontrándose con la figura enfadada de su padre.
Mientras se sentaba en la otra punta de la mesa, no podía quitarle la vista de encima.
Cuando se acomodó en la silla tras un silencio incomodo, su padre le dirigió la palabra.
-Esta mañana he recibido una llamada de la directora de tu instituto,- dijo con tono desesperado-¿qué es lo que has hecho esta vez?
- Nada, solo ha sido un pequeño accidente en el cuarto de baño- respondió cortante
- ¿En serio?- Preguntó incrédulo- ¿atascar el baño con el estuche de tu compañera es un accidente?- le dijo cansado de su comportamiento.
-Pero - Reprochó Malena- Me estaba molestando y...
-NADA DE EXCUSAS- Ordenó su padre -Me has decepcionado, yo no te crié así.
-Ni siquiera me has criado tu- dijo Malena al borde de las lágrimas.
El hombre, furioso, se levantó golpeando la mesa fuertemente a la vez que señaló con el dedo a las escaleras -SE ACABÓ, VETE A TU HABITACIÓN AHORA MISMO.
-Si mamá estuviese aquí, nada de esto pasaría- Dijo con voz temblorosa mientras que subía las escaleras rápidamente- Una vez arriba, le grito entre lágrimas: -OJALA HUBIERAS IDO TU EN ESE COCHE AQUEL DÍA.
El padre se quedo pensativo en aquella vacía habitación mientras se llevaba las manos a la cabeza.
Malena dio un fuerte portazo en la habitación y se echo a la cama a llorar, poco después sin darse cuenta se quedó dormida.
En medio de la noche, las luces empezaron a parpadear haciendo despertar a Malena, quien asustada miró a su alrededor, viendo en el reloj de su pared que eran la una de la madrugada. En ese momento, el viento abrió la ventana de golpe, se levantó de su cama para cerrarla y vio, en medio de su jardín a aquella sombra que tantas veces había visto observándola fijamente, no se lo pensó dos veces y volvió rápidamente a su cama asustada, tapándose completamente con las mantas. De pronto, escuchó unas voces que decían cosas inaudibles y cada vez se acercaba más a ella, el corazón le iba a mil por hora, no sabía qué hacer. De un momento a otro, todo paró, no más luces parpadeantes, el viento cesó, y las voces se callaron, entre aquel silencio tan inquietante, se escucharon unos pasos que procedían del pasillo, Malena, armada de valor, decidió asomarse por la puerta de su habitación, encontrándose con esa figura cara a cara, que ahora podía ver claramente, era una figura de complexión delgada, con la cara cubierta por un pasamontañas blanco, que evitaba distinguir si era hombre o mujer. Malena, sin saber qué hacer, volvió con paso ligero a su cuarto cerrando el pestillo cuidadosamente para no despertar a su padre, no sabía quién era o que hacía en su casa, pero una cosa estaba clara, iba a por ella y no iba a rendirse hasta conseguir lo que quería, que tampoco tenía muy claro lo que era. Mientras llamaban a su puerta, Malena miró desesperada por su habitación buscando otra forma de salir. En ese momento, divisó una comba que le regaló su abuela hace mucho tiempo y que aún no sabía usar, pero que hoy, le iba a ser de utilidad. Sin pensarlo dos veces, amarró la cuerda a un extremo de su cama y saltó por la ventana deslizándose por ella, cayó al suelo bruscamente y corrió en dirección al bosque. Una vez allí, las voces empezaron a escucharse más claramente que la última vez, y pudo escuchar la palabra "lago" entre el barullo. Debido a la espesura del bosque y a la oscuridad de la noche, no podía ver si aquella figura la seguía, pero ella continuó corriendo con miedo en dirección al lago, haciendo caso a aquellos entes que le hablaban, las voces cesaron una vez que llegó al claro del lago, y exhausta se sentó a descansar entre rosas bajo un sauce llorón. Al otro lado del lago, vio a un chico sentado en una roca leyendo un libro, Malena se le quedo mirando fijamente y sin darse cuenta, este levantó la mirada encontrándose con unos preciosos ojos azules que le transmitían una paz inexplicable. El chico cerró el libro y se incorporó dirigiéndose hacia ella, en ningún momento sintió miedo o pánico alguno
-¿No hace una noche preciosa?- Le dijo aquel chico cuyo nombre aún desconocía.
Ella asintió nerviosa sin saber que más decir, en ese momento el chico le extendió la mano con una sonrisa de oreja a oreja
-Encantado, soy Iván, ¿y tú eres?-
-Ma-Malena- Le dijo ella tímidamente devolviéndole el saludo.
Iván se sentó a su lado y siguió leyendo el libro en silencio, pero no era un silencio incómodo, sino uno de esos en los que disfrutas de la compañía de la persona con la que estás.
-¿Qué haces sola en un sitió así tan tarde, no es peligroso?- Le preguntó Iván, curioso
-Aquí se está más tranquilo- Le respondió Malena mirando a la luna -Lo único que hago en mi casa es discutir con mi padre ¿Y tú, que haces aquí tan tarde?- Preguntó con el mismo tono del chico.
-Es que hoy la luna esta preciosa ¿No lo crees?, las noches así son estupendas para leer al aire libre- dijo Iván lleno de paz, mientras que Malena le asintió con la cabeza.
Pasaron la noche hablando de diversos temas y cuando se quisieron dar cuenta, el sol se asomaba tras las montañas.
-CIELOS- Dijo Malena sobresaltada -¿YA ESTÁ AMANECIENDO? DEBO LLEGAR A CASA ANTES DE QUE MI PADRE SE VAYA A TRABAJAR- Malena se levantó apresuradamente y antes de salir corriendo se giró para despedirse de su nuevo amigo -¡Ha sido un placer! Le dijo Malena sonriente.
-Lo mismo digo- Le respondió Iván mientras recogía su libro -¿Quieres que te acompañe de vuelta a tu hogar?-
-Si no te importa...- Le pidió tímida a Iván, este, sonriente, se acercó a ella y le extendió la mano, ella se la tomó y caminaron a través del frondoso bosque de regreso a casa.
El camino hacia esta fue silencioso, aunque de vez en cuando Iván soltaba alguna broma para que fuese más ameno.
Andaban a un paso ligero para llegar lo antes posible, pero tampoco muy rápido para evitar caerse.
Al llegar las luces aún estaban apagadas, por lo que Jaime no se había despertado todavía.
-¡Genial!, ¡Justo a tiempo!- exclamo Malena en un susurro.
Se giró para entrar a la gran mansión y justo antes de abrir la puerta maldijo en voz baja.
-¿Qué ocurre?- Preguntó su acompañante
- Olvidaba que salí por la ventana y no cogí las llaves, no tengo forma de entrar- Decía notablemente frustrada.
- ¿Por qué saliste por la ventana?- preguntó sorprendido
- Larga historia, ya te contaré- Le respondió mientras miraba a la puerta como si se fuese a abrir sola gracias a un milagro.
- ¿Y porque no entras por esa misma ventana?- propuso el.
- Podría probar- dijo pensativa- Aunque es del segundo piso, no sé si llegaré-
- ¡Yo te ayudo!- le respondió decidido.
Dicho esto, los dos fueron a la parte trasera de la casa pensando en la forma más ingeniosa y segura de subir.
Al final, optaron por apilar algunas rocas que había cerca e impulsarse arriba de ellas pasando primero por encima de la barbacoa de su padre.
Malena llegó perfectamente a su habitación, le costó subir mucho menos de lo que pensaba, es más, en algún momento llegó a sentir que las rocas levitaban a sus pies y gracias a esto llego sana y salva, aunque decidió quitar esos pensamientos de su mente y no darle importancia, seguro que fueron los nervios del momento.
Se asomó de nuevo por la ventana para despedirse de su nuevo amigo, pero para su sorpresa, el ya no se encontraba allí. Miró para todos lados, pero lo único que consiguió ver fue a un señor mayor de unos sesenta y cinco años, bajito y con el pelo canoso, era Jacobo, su vecino, que salía a regar las plantas todas las mañanas a la misma hora.
Le hizo un gesto con la mano para saludarle y volvió a meterse en su habitación. Mientras se acostaba, por su mente solo pasaban pensamientos sobre Iván y su repentino encuentro.
Finalmente, minutos después consiguió quedarse dormida aún con Iván en su cabeza.
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Lago de rosas🥀
ספרות נוערUna bonita historia de amor entre dos jóvenes de distintos mundos. El la ayudará con los problemas con su padre tras la muerte de su madre, y ella a regresar a casa. Tal vez fue casualidad, o tal vez la historia y estuviese escrita.