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Es muy difícil retener sentimientos que nos atormentan, nos destruyen o nos bloquean para avanzar y seguir. Es difícil cuando esos sentimientos son provocados por situaciones que no pueden ser controladas por nuestras manos. Es difícil afrontar la realidad que esos sentimientos construyen para nosotros.
Pero es fácil cuando tienes a quien te escuche, quien te aconseje y te encamine para poder vivir con esos sentimientos. Es fácil cuando te rodeas de personas que hacen de tu realidad una más fácil y alegre.
Sin embargo, todo puede acabar en segundos, en momentos tan cortos que no hay como procesarlos, evitarlos o tan siquiera enfrentarlos como tal.
Por eso DongJu aún se escondía en aquel cuarto lleno de ropa que compartía con sus hyungs, donde nadie podía verlo o escucharlo y podía drenar toda su tristeza que escondía en una hermosa sonrisa en forma de corazón. Ese lugar había sido por muchos años donde se reunían con alguno de sus miembros a hablar de temas que los atormentaban, por la privacidad de la habitación, nadie más que los presentes podían oirse mutuamente.
Y en un momento como el que estaba pasando, donde se sentía tan débil y diminuto, no estaba la persona con quien podía pedir ser escuchado completamente. Esa persona no volvería a ese lugar nunca más y ahora, después de cuatro meses, le costaba afrontarlo de nuevo.
Si era honesto, podían pasar días en los que ni siquiera recordaba el evento, en donde todo era de colores pasteles y disfrutaba la compañía de su grupo y sus fans. Pero cuando flaqueaba y las imágenes de esos últimos momentos a su lado llegaban, las lágrimas eran imparables.
Trataba de ocultarlo por el bien del grupo. Sabía que para ninguno de sus cuatro hyungs había sido fácil todo esto, algunos aún sentían el evento tan cerca y de solo recordarlo, se rompían en frente suyo. Aún recuerda las veces que tuvo que pasarse en la habitación de KeonHee y SeoHo porque el alto no podía parar su llanto y el de ojos pequeños no sabía qué hacer. Aún recordaba encontrar a HwanWoong enojado de repente en el cuarto de GeonHak tomando ciertas cosas y botandolas en una caja de cartón.
Pero DongJu preferia no intervenir. Preferia solo abrazar a KeonHee hasta que este se quedaba dormido. Prefería regalarle a SeoHo helado para que olvidara el dolor que su corazón sentía casi siempre. Prefería dejar a HwanWoong sacar todo su enojo con prácticas extenuantes y cansadas a media noche. Prefería ayudar a GeonHak a limpiar bien su habitación y guardar todo en aquel cuarto donde ahora se encontraba llorando y abrazando un peluche de mickey mause que habían decidido botar lejos del lugar.
DongJu preferia llorar en silencio, porque suficiente era que los demás no tuvieran con quien desahogarse completamente y acudieran a él en busca de consejo. DongJu preferia sonreírles a sus hyungs para que sintieran que todo saldrá bien y que ahora todo mejorará.
Pero, de solo recordarlo, YoungJo lo hacía llorar cada que pasaba por su mente.
No sabía que sentir más que melancolía en su corazón. Cada lágrima que sacaba era más salada que la anterior, de solo recordar al antiguo mayor de todos siendo quien lo buscara para hablar de cualquier cosa, quien trataba de entenderlo pese a la diferencia de edad, quien trataba de darle todo lo que siempre deseo porque decía que lo merecía, quien cada que podía le enseñaba a como pulir sus talentos como en el violin o en el canto.