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—La vida es corta y es horrible vivir como conformistas de los demás. Si tienes fe, puedes vivir de lo que te apasiona, pero... ten fe.
Eso decía el email de su profesor, ese hombre aparecía con sus correos de la nada. Pero siempre en el momento indicado.
Había cambiado su perspectiva desde lo sucedido el día anterior. Ver al tipo muerto en medio de la calle, le hizo caer en muchas cosas.
Recordó todo lo que le dijo Andrea, sobre la historia de sus sueños y como fue infeliz sin poder cumplirlos.
Uno se acostumbra a la infelicidad a la larga, así es como se vuelve un ser sin alma.
Eso había leído por redes sociales a la mañana.
Soltó el aire mirando todas esas pinturas en las paredes, no iban con su estilo, pero estaba rodeado con lo que amaba.
Observo a su padre en la otra punta de la mesa, su traje gris, mama tomando notas como su asistente personal al lado. Era un mundo muy gris y blanco para él. No pegaba y ¿se creía que iba a resistir vivir en esos colores?
Suspiro sintiendo la pelota enorme en la boca del estómago.
Ninguno de los dos es ejemplo para el otro.
Aquellas palabras seguían doliendo. Pero llevaban tanta razón que pesaban, pesaban demasiado en su corazón.
¿Qué pasaría si iba en contra de lo que quería su padre y corría hacia su arte?
¿Acaso las cosas iban a terminar mal?
¿Qué iba a hacer si las cosas salían mal?
Aún estaba el concurso a Francia, ¿Y si ganaba la beca? ¿Iba a renunciar a ella por un trabajo que no quería?
Jamás se había imaginado Francia en su futuro, pero ahora mismo, era el camino perfecto para huir y ser libre.
Sentirse lleno con su arte. Porque allí se sentía vacío.
Miro a su padre nuevamente, tenía tanto miedo.
Los padres son el desafío más grande de un ser humano.
—Papa —hablo, ya no había vuelta atrás. Víctor lo miro un momento antes de volver al papel.
—¿Qué Lucas?
Sus manos temblaban.
Recordó el boceto de retrato de Andrea y como ella sonrió al verlo, esa hermosa sonrisa.
—¿Te enojaría si eligiera el arte?
—Si —este se sacó los anteojos y le presto toda su atención—, me enojaría, porque te estarías cagando la vida.
El nudo creció. Respira, respira.
—¿Me estaría cagando la vida por seguir algo que me gusta mucho?
—Te estarías cagando la vida por estar dejando ir la mejor oportunidad de vivir plenamente y no como un vago pobre, Lucas. Dios, piensa un poco, todo lo que me esforcé para darte la vida que tienes ahora y ¿Me lo pagas así? —su voz fue escalando hasta encontrarse gritando.
Lucas ya sentía que quería dar un paso atrás y quedarse callado, pero... ya no podía.
Quería gritarle, demostrarle todo su talento, que lo viera.
Pero, él no lo vería, ¿verdad?
Estaba enfurecido con él.
—De que tu vida haya sido una mierda, donde la pobreza te haya cagado la cabeza, no quiere decir que me pasara lo mismo. El dinero me importa poco padre, quiero ser feliz con lo que hago, ¿Parece poco el arriesgarme a seguir mis sueños? Estoy colgado de la fe en este momento y me parece mejor camino que una empresa aburrida, que lo único que me generara es estrés continuo —sus lágrimas bajaron.
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Aquellos Sueños con Dientes de León
FantasíaAndrea tiene cincuenta y siete años, según ella, en sus últimos días de vida. Sueños extraños y pesadillas engloban su vida últimamente, sucesos tanto paranormales como perturbadores y no solo eso, si no que esos sueños están protagonizados por na...