IV

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-Nah, no puedo salir hoy.- hablé hacia mi telefono.

-Vamos yo se que quiereeess.-insistió Connie al otro lado de la línea.

-Jamás dije que no quería... -intenté crear una mentira. -es sólo que Milo está un poco enfermo y me da miedo dejarlo solo.-

Connie llevaba un largo rato insistiendome que salieramos a tomar algo, pero realmente no tenía ganas, además hacía más frío de lo habitual.

El descanso de navidad y año nuevo ya había comenzado y era agradable tener un tiempo para poder descansar.

Quedaba una semana y media para navidad y a pesar de no ser religioso, hacía una especie de cena o iba a ver a mi familia para pasar las fiestas con ellos. Este año fui invitado a pasar esa fecha a casa de Marco y sus padres, cosa que no sería una mala idea, ya que mi madre y mis abuelos vivían en otra ciudad que quedaba a cinco horas en auto.

-Ya te dije que no puedo, adios. -dije rápidamente antes de colgar la llamada, luego de haberle aclarado a Connie seis veces que no podía salir.

Me levanté del sofá y fui hacia la cocina, donde de el refrigerador saqué dos botellas de cerveza, las cuales llevaban ahí un par de días. Volví a la sala y con ayuda de un abre-botellas saqué la tapa de una de ellas, llevándomela a la boca, sintiendo como el extraño sabor invadía todo mi cuerpo.

La cerveza no era mi mayor afición, simplemente tomaba para tener algo en la boca durante unos minutos.

-¡Miloo! -lo llamé mientras caminaba de vuelta al sofá y al cabo de unos segundos apareció por el pasillo, asomando únicamente su cabeza.- ahí estas, pensé que estabas dormido.-

"Meow" respondió él mientras regresaba por donde vino y me dejaba totalmente sólo.

Tal vez sí debí aceptar la petición de Connie.

Traté de tomar otro sorbo de la botella cuando me percaté que ya no había líquido dentro de ella, así que me levanté e imité la misma acción de hace unos segundos con la segunda botella que estaba sobre la mesa del comedor.

Luego de unos diez o quince minutos, ya habían cuatro o cinco botellas vacías en el suelo junto al sofá. Una vez que comenzaba a beber no podía parar hasta caer rendido en el suelo, aunque prefería estar en casa cuando ocurría eso ya que me avergonzaba totalmente y cuando estaba borracho no era la persona más agradable del mundo.

Mientras tenía estos efectos luego de consumir alcohol podía sentir la mirada de Milo fijamente sobre mí. En veces tiraba las botellas al subirse salvajemente al sofá y ni siquiera se inmutaba, o cuando yo dormía más de lo normal se subía sobre mí y comenzaba a maullar obligando que me levantara. Personalmente creo que la razón por la que despertaba cada día era tener a Milo a mi lado, aunque sea sólo un animal significaba mucho para mí y además de verlo como una responsabilidad sentía que era un amigo que estaba junto a mí en cualquier momento.

Sentía mis ojos pesados, y ya era bastante tarde así que me levanté y caminé lentamente hacia mi habitación tratando de no tropezarme en el camino, así que cuando llegué a esta me dejé caer sobre la cama, durmiéndome en ese mismo instante.

☆☆☆

Giorgia Davis.

-¿Qué?-

-¡Lo que escuchaste! Marco me consiguió el número de el barman.- Gritó Sasha emocionada, mientras hablaba con ella por teléfono.

Out Of Time | Jean KirschteinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora