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-Marco, estoy congelada ya vámonos.- hablé aferrándome fuerte a mi pequeño bolso, el cual estaba junto a mí.

Estabamos en una especie de fiesta en casa de un desconocido que nos encontramos por ahí con Eren, Mikasa y Marco. Estaba bastante aburrida, no había nada interesante para hacer y ni siquiera la música, los tragos ni la gente eran relevantes, así que ya considerábamos irnos.

-Sólo a ti se te ocurre venir con vestido en pleno invierno.-dijo mientras le daba un sorbo a su cerveza y acto seguido hizo una mueca de asco.-Tiene sabor a mierda.-

Pasados unos minutos más nos levantamos los cuatro de el sofá en el que estabamos y caminamos a la puerta de la gran casa, saliendo de ella y dirigíendonos al auto de Marco.

-¿Los llevo?-habló él junto a su auto.

-Nah, estamos cerca así que caminaremos.-contestó Eren mirando de reojo a Mikasa.- ¿Verdad, Mika?-

-Pero yo no quiero caminar.-protestó ella y Eren la tomó de cintura y comenzó a arrastrarla mientras se despedía.

Con Marco reímos un poco y nos adentramos en el auto, viendo como la pareja se alejaba rápidamente.

-¿Te dejo en tu casa?-preguntó.

¿Mi casa? Recordaba lo que mi madre me había dicho hace un par de horas, pero si me aparecía en casa probablemente me echen a patadas, además no tenía ningún lugar donde ir además de la casa de Marco, pero esa opción no me agradaba mucho ya que me volvería una carga para él.

-No lo sé.-respondí mirando fijamente por el parabrisas.-no creo que me quieran en casa hoy.-

-¿A qué te refieres, pasó algo?-habló algo preocupado mientras me miraba.

-Tuve una discusión con mi mamá antes de salir de casa...-tomé aire fuerte y continué.- así que si puedes déjame en casa de Sasha.-

-¿Segura?-

-Sip-asentí y forzé una pequeña sonrisa, para no preocupar a Marco.-tal vez ella no tenga problema en dejar que pase la noche ahí.-

Él se quedó callado y encendió el auto. Comenzamos a andar por las oscuras calles, únicamente iluminadas por los pequeños faroles que habían cada cierta distancia, íbamos en completo silencio, ni siquera la radio estaba prendida, lo cual mantenía un ambiente cálido.

En veces miraba a Marco, quien iba pendiente al camino y no se desconcentraba, además si veía a algún policía por la calle ya que de todas formas había bebido un poco antes.

Sabía que él jamás me iba a dejar sola, pero no sabía si yo lo dejaría solo, él tenía más relaciones, así que si algo me llegara a pasar no sería tan dificil para él ya que tenía a más personas a su alrededor. Aunque de todas fomas me preocupaba que se hiciera responsable de mí, era muy atento y siempre me supervisaba, asegurándose de que estaría bien. Era como una especie de lugar seguro para mí, el cual no pude encontrar en nadie nunca.

-Oye, deberías llamar a Sasha...-
- dijo repentinamente mientras se detenía en un semáforo.-no sabes si está en casa o algo así.-

Tenía razón ¿Y si Sasha no estaba en casa? ¿Y que tal si estaba ocupada o con alguien? Quizás incluso esté dormida y tenga que atenderme en su casa ya que interrumpí su sueño. Nunca pienso en las consecuencias de mis desiciones, actúo sin imaginar cómo será el futuro.

-Cierto, lo había olvidado.- murmuré, tomando mi celular y buscando el número de ella.

Acerqué mi celular a mi oreja y el tono sonó por algunos segundos, para finalmente mandarme al buzón. Sasha no tenía su celular apagado, pero sí estaba ocupada como para no contestar, así que una visita a su casa no le caería bien. Volví a insitir una vez, dos veces, tres, pero esta seguía sin responder.

Out Of Time | Jean KirschteinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora