Primera parte
La realidad era que, si bien no podía aceptar aquello que lo quebrantaba con ferocidad, tampoco podía ocultarlo, al menos no lo suficiente como para olvidarse de ello, y es que una mirada era suficiente para sentirse entrañado y satisfecho, le otorgaba regocijo, uno que debía ser ocultado, en el fondo tampoco quería abandonarlo, pero era tan aplastante que solo nació para no dejarlo avanzar.
Dependía de el, de su voluntad, o quizás del solo impulso joven y repleto de vitalidad que se oía a distancia resonar por su mirada, queriendo escapar, un poco de ignorancia resultado de herrarte mocedad, y fé ciega en su palpitar, tan solo creer que tiene el valor aunque así no sea, dejarse guiar por el camino del primer suspiro de ímpetu que se le cruzara sin pensarlo demaciado y aferrarse a el para reaccionar a sus llamados pasionales reprimidos, la sensación de libertad, el salvajismo vivaz de un alma nueva que aún apenas si puede decir que a vivido podrían apaciguarlo y hacer la diferencia para el, pero la realidad arrasa con ese sentir, sólo hace eco fuerte dentro de si, dando a entender que jamas se irá de su pecho si no más bien parece solo crecer.
Los días se vuelven semanas, las semanas meses, los meses años, y tan sólo puede espectar desde su humilde lugar, aquel al que el mismo se a condenado, deseando tener el privilegio de que fuera diferente, de ser elegido, visto, apreciado de manera reciproca. El es fuerte, es hábil y ágil, es un guerrero de nivel mayúsculo y el próximo líder, pero nada se compara al joven que tiene en frente, que por demás de ser todo lo que el mismo se jacta de ser, es excesivamente superior desde tu perspectiva, la belleza y la inteligencia lo desbordan por demácia, el espíritu de un protector nato, la valentía de diez hombres, la dureza del roble y la sensibilidad las hojas, sólo cuando es necesaria, un compañero excepcional pensaba.
No puede evitar esbozar profunda admiración real, y más que eso, amor, deseo, respeto, el tiempo lo convirtió en lo que es, y se enorgullece, ya no son niños, al menos no como cuando lo vio la primera vez, desorientado en un lugar nuevo junto a su familia, en busca de una nueva oportunidad. Ahora era un hombre joven lleno de honor y exuberante de encanto, tanto físico como espiritual, y no puede, no lo logra evitar lo inevitable, y aunque trate, esa sensación seguirá viviendo en el cada vez que lo observe, llenandolo de júbilo y a la vez de tristeza, reviviendo en su mente el horrible escenario de la verdad frente a el, que jamas ocuparía el lugar que desea en la vida de aquella persona.
Siendo sincero piensa demaciado en eso, en el momento justo en que el na'vi dueño de sus anhelos escoja a alguien para compartir toda su vida, y el no sea parte de esa elección, su existencia que ansía con desbordo a aquel joven muchacho desde la lejanía, solo atina a destrozarse ante la idea del rechazo agudo e inminente, luchando contra la angustia que viaja por sus órganos hasta estrujar su latiente.
Lo observa sin comprender como es que aún eso no a ocurrido, supuso que ofertas no le faltaron, pero ¿porqué no aceptar ningúna?,se podría decir que tenía para escoger la mujer que desease, pero aún así parecía expectante a algo, como si esa persona no llegara aún, y no podía descifrarlo.
Mujeres en el clan sobraban, y de todo tipo, con diferentes talentos, virtudes y atractivos, buenas mujeres de buen corazón, pero el zagal frente a el no veía realmente a ninguna de ellas, por más preciosas, talentosas o agradables que fueran, por más regalos y atenciones que recibiera no se decantaba por ofrecer más que el mínimo de bondad y respeto necesario para ser cordial y absolutamente nada más.
Eso lo llevó a reflexionar internamente, ¿buscará una compañera? aquello era casi estúpido de cuestionar, aunque esto le otorgara tan sólo unos momentos de esperanza sin sentido, podía decir casi con total certeza que si, y no por que lo se lo hubiera dicho, más bien era mera suposición, por qué, en su mente no había otra posibilidad viable, o eso cree dentro de su burbuja de negacion.
