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La risa de Hiroshi hizo que Chishiya desviará la mirada al momento en que escucho las burlas.
––¡¿Tú?! —Hiroshi estaba en éxtasis riendose, incluso se doblaba sobre su propio estómago —. Jaja, tu nunca has amado a nadie, solamente a ti y a tu lamentable ego.
Chishiya apretó sus labios, arrepintiendose de haber abierto su corazón a Hiroshi, quien aún seguía enojado con él, y ahora de encontraba burlándose de sus palabras.
Él era una persona que muy pocas veces se ha abierto al resto de personas, preferiría guardar sus sentimientos y mantener aquella faceta fría, ya que no confiaba en las personas.
En la facultad a la que asistía, había demasiada competencia, muchas personas se aprovechaban de los demás debido a esto, sin embargo, Chishiya siempre se mantuvo alejado de aquellos grupos, no porque lo había notado, sino por la ansiedad social.
Ahora se arrepentía de abrirse a Hiroshi, porque a pesar de todo, él confiaba en ese actor.
Un hombre amable y respetuoso, siempre se dirigía con respeto hacia las demás personas, y aquello le llamo la atención a Chishiya.
—No pensé que fueras así, Chishiya —Hiroshi comentó mirando a través de la ventana. El pediatra no se había dado cuenta que el actor había dejado de reírse —. Yo... curare mi brazo y me iré en busca de Hikaru.
—¡¿Irte?! —las alarmas sonaron en la cabeza de Chishiya en cuanto Hiroshi dijo aquello y se exaltó, chillando un poco al decir aquello, por lo que se aclaró la garganta —. Perdón, ¿por qué te vas?
—¿No es obvio? —Hiroshi dejo de mirar por la ventana y se giro, mirando fijamente a Chishiya —. Tu y yo ya no somos nada, y tengo que ir a buscar a Hikaru, para... poder despedirme.
—¿Despedirte? —Chishiya miro asustado a Hiroshi, aunque alejo su mirada, intentando que no le viera vulnerable.
—Haré que Hikaru vuelva al mundo real y yo me quedaré aquí.
Dicho aquello y sin esperar una respuesta del rubio, salió de la habitación sin mirar atrás. Chishiya suspiro y se depejo el rostro al tener este plagado de cabellos suyos.
Debía de cambiar la forma de pensar de Hiroshi.
En otra ubicación hacia el este de Tokyo, se encontraba Hikaru observando aquel dichoso tablero, en dónde se veía claramente que estaban perdiendo.
A pesar de sus esfuerzos, no pudieron ganarle al equipo de Kuma.
Así que Hikaru simplemente se rindió. Estaba ya asumiendo que esos eran sus últimos treinta minutos antes de morir.
Apoyo su espalda en uno de los containers, se dejó caer, abrazando sus rodillas contra su pecho y suspiró.
