CAPÍTULO 5 En la guerra y en el amor

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KATHERINE

Caminábamos por los Sacbeob, el cuerpo y espíritu de ambos estaba completamente sano, al parecer los dioses se apiadaban de la vida de una extraña.

- Estos senderos son los que ocuparemos mis compañeros y yo para llegar a otros territorios e invadir sus tierras cuando el son de guerra nos llame al campo de batalla -.

- ¿Y cuándo será eso? – Le pregunté curiosa, su semblante estaba serio y miraba sólo al frente -.

- Será cuando la posición de nuestro dios Venus se alinee con las estrellas, no solemos luchar cuando hay cosecha -.

Nos habíamos desviado del camino, ya no estábamos en Sacbeob, ahora un poco de tierra se metía en mis zapatos, resulta que tenía la misma talla que la mujer que me acogía en su choza, pero aun así la tierra estaba entre mis dedos, tiempo después me volví a acostumbrar incluso a sentir la tierra bajo mis pies sin ninguna protección, como cuando estaba en el mismo territorio que los dinosaurios y me acostumbré a estar descalza.

Colocó su mano a media espalda y me mostro un hermoso campo con cosecha de algodón, con lo que me explico que parte de su armadura estaba hecha, algodón acolchado, a lo lejos se podían ver algunas mujeres cosechando lo de esta temporada.

- ¿Esto significa que pronto iras a la guerra? -.

- Así es, a veces no sólo volveré con heridas, puede que no vuelva o regrese muerto, pero defender a mi pueblo es lo que quiero y prefiero morir en batalla que humillado por el otro bando -.

- ¿Prefieres morir? - Pregunte asombrada -.

- Así es - Su mirada no demostraba miedo, estaba preparado para la guerra y para una posible muerte prematura -.

- ¿Cómo es que estas listo? ¿Por qué prefieres morir en batalla? Si te toman como prisionero al menos estarías vivo y quizá tendrías oportunidad de escapar -.

- De eso nada, los guerreros tomamos a nuestros prisioneros y los humillamos públicamente dejándolos completamente desnudos y los damos como sacrificio a nuestros dioses por ayudarnos a ganar la batalla -.

- No puedo creerlo, eso significa que si te capturan no sólo te humillaran públicamente... sino que... ¿te mataran? -.

- Si, arrancarán mi corazón para dárselo a los dioses y mi cabeza adornara las armaduras de los guerreros con mayor rango -.

- ¿Eso quiere decir que tú también lo haces? -

- Si - Su rostro estaba serio, lo que decía era verdad, eran asesinos a sangre fría -.

Continuo contándome sobre las guerras, el pueblo de Itzaes había sacrificado muchos prisioneros, pero dejaban vivos a los reyes para humillarlos públicamente en una ceremonia llamada Na'wa, la humillación de los guerreros era desde que los capturaban, inmediatamente los daban como sacrificio a sus dioses, también me dijo que su puesto en batalla era de un "Holcatte" su jefe inmediato lo llamaban "Batab" y el líder que guiaba a las tropas lo llamaban Nacom, se comunicaban muy bien para el combate.

- ¿Qué es lo que ves? - Me preguntó -.

- Veía lo que tienes en el rostro -.

Eran perforaciones en los lóbulos de sus orejas y un palillo de hueso en su nariz, a cualquiera le hubiera dado miedo, pero a mí no, más bien, me daba curiosidad.

- Son decoraciones, atemorizan al enemigo, pero a ti no te da miedo – No lo estaba preguntando, lo estaba afirmando -.

- Para nada, no me das miedo - Sus ojos se fijaban en los míos, el cálido sol tocaba mis hombros, una tela fina cubría mi pecho y una falda me llegaba casi hasta el talón, su torso estaba descubierto, sus hombros llevaban cuero decorado con piedras oscuras, su rostro tenía pintura negra que caracterizaba a los guerreros de su rango, su cara no era tan alargada, sus brazos tenían protecciones de cuero, sus manos grandes se posaron sobre mi mejilla, estábamos peligrosamente cerca, el viento hacía que las hojas de los árboles bailaban a nuestro alrededor y con los dioses mayas como mis testigos nos fundimos en un beso profundo, nos separamos y retomamos nuestro camino al pueblo tomados de la mano -.

A veces nos reuníamos sólo para besarnos, me contaba sobre la guerra, sobre los privilegios que tenía ser un Holcatte, me mostró sus armas, lanzas como la mía, y flechas de obsidiana, además de todo el armamento que él había tomado de los guerreros enemigos, con el tiempo, empecé a encariñarme de él y no podía permitirme enamorarme de un joven al cual no podría volver a ver.

A través del tiempo [YA A LA VENTA EN AMAZON]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora