A través del tiempo [YA A LA VENTA EN AMAZON]

CAPÍTULO 7 Agujeros de gusano

La alarma de mi celular sonó fuertemente, estiré mi mano para buscarlo en mi mesa de noche, pero no lo encontré, miré a un lado de mi cama y dentro del bolsillo trasero de mi pantalón estaba sonando mi teléfono, creí que era mi alarma, pero al enfocar mis ojos me di cuenta de que Alex me estaba llamando, vi la hora, eran las 10 de la mañana, bastante tarde a mi parecer.

Llamada entrante

- Bueno - Dije con mi voz ronca -.

- Roxana ya levántate – Escuche la voz de Alex gritándome al otro lado de la línea - Llevo marcándote desde hace rato, tu novia se está quejando de que no le respondes los mensajes y le dije que te llamaría para ver si estabas bien, sus padres no la dejan salir y quiere que vayas a su casa, además, que dice que encontró algo sumamente interesante de lo que estábamos investigando la semana pasada -.

- Está bien, dile que ya iré, en 30 minutos estoy allá en su casa - Dije mientras me levantaba de la cama - Gracias, amiga -.

- Claro, y puedes darte un baño para quitarte el sueño, anoche te dormiste muy tarde -.

Fin de la llamada.

Me levanté sin muchas ganas de mi cama, tomé una toalla limpia y me metí en el baño recorriendo el pasillo de mi casa, el agua fría estaba ayudando a quitarme de encima el sueño. Me cepillé mi cabello y tomé mi chaqueta de cuero, desayuné algo muy rápido, me despedí de los que estuvieran en la sala, tomé las llaves de mi motocicleta que estaban en la encimera de la cocina, tomé mi casco y me dirigí a la casa de mi novia. Toqué el timbre el lugar era grande, una casa de dos pisos y un ático. Situada en los barrios altos de la ciudad, aunque con la poca atención que le ponían sus padres, estar solas no sería un problema.

Uno de los empleados me abrió la puerta y estacioné mi moto en el garaje de su casa, entré a planta baja y la señora que trabajaba ahí, nana de Sunny que parecía más su madre que una empleada la llamo en cuanto me vio entrar por la puerta principal, me sirvió un vaso de agua fría y me senté en los mullidos sillones de la gran sala a esperarla.

- ¿Requiere algo más niña Roxana? - Me preguntó muy amablemente -.

- No nana, esperaré a Sunny aquí -.

Ella se retiró y después de un minuto escuché unos tacones tintineando a lo lejos, volteé y ahí estaba Sunny, corriendo escaleras abajo hacia mi encuentro, tenía un vestido rosa pálido y unos tacones muy altos, me acerqué a ella el tiempo suficiente para evitar que callera al piso, pues se había tropezado con su propio pie casi al final de las escaleras.

- Te tengo - Le dije mirándola a los ojos mientras la tomaba por la cintura, la bajé hasta que sus pies tocaron el suelo -.

- Siempre me atrapas, dijo con una gran sonrisa, dulce y tierna -.

Uní mis labios con los de ella, extrañaba el suave toque de su piel bajo mis manos y ese aroma tan peculiar que me volvía loca de amor por ella, de un instante a otro se alejó de mí y me miró fijamente, borrando su adorable sonrisa por una mirada seria.

- Tengo que mostrarte algo, es importante -.

- ¿Y qué es? -.

- Ven conmigo - Dijo tomándome de la mano - Te mostraré -.

Caminamos hasta llegar a unas puertas dobles de madera maciza que llevaba a una gran ala, era su biblioteca personal, ahí estaban dos escritorios, detrás de estos un gran ventanal, a los lados de este sin abarcar toda la pared estaban unas estanterías llenas de libros antiguos, se podía respirar el olor a libro nuevo y viejo en cada rincón del lugar, detrás y a los lados de donde yo me encontraba había más estanterías, incluso tenían una escalera para poder llegar a los más altos y difíciles de alcanzar, a mi izquierda había una gran mesa redonda con sólo dos sillas juntas, las demás sillas se podían ver esparcidas por el lugar, el piso también era de madera y brillaba, como si lo acabaran de lustrar, a través de los rayos de sol apenas y se distinguían unas cuantas motas de polvo. La gran mesa redonda estaba tapizada con libros y lo que parecían ser recortes de periódico.