CAPÍTULO 3.

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Diez amargos días habían transcurrido desde que Hyunjin se había marchado a París, llevándose con sigo la tranquilidad y el sosiego de Chan. Había perdido peso y en su rostro una crecida barba endurecía sus rasgos haciéndolo lucir mucho mayor de lo que en realidad era. No tenía ganas de ir a la oficina, en realidad no tenía ganas de nada, había contemplado la idea de pedirle a su padre unos días libres, viajar a París y tratar de hacer entrar en razón a Hyunjin, explicándole lo difícil de su situación, sin embargo, sabía de sobra que hacer eso solo conseguiría despertar la ira del diseñador y éste terminaría mandándolo al demonio. La melancólica voz de Edith Piaf solo lo hacía recordar uno a uno los momentos que había vivido junto al diseñador, durante sus breves y apasionadas visitas a la capital francesa, ya que él, desde que se conocieron, sólo había ido de visita en fechas muy puntuales, el cumpleaños de Hyunjin, el día de su aniversario y en navidad o año nuevo, ya que solía alternar estas últimas para disimular ante su familia, su ausencia en esa época de celebraciones familiares. Cinco días duraba cada visita, más de ese tiempo levantaría sospechas.

Tocaron a la puerta de su despacho y luego esta se abrió, dejando pasar a un joven castaño de ojos felinos, quien le sonrió y frunció los labios.

—Hola Bang — saludó acercándose a su amigo.

— Minho — saludó sin mucho interés.

—Qué efusivo recibimiento, ten cuidado o me romperás una costilla — bromeó tras ver el poco interés que su llegada había despertado en el rizado.

—Lo siento, ¿qué te trae por mi despacho? — se disculpó mirando expectante al recién llegado.

—Quería verte, y saber el motivo de que tengas esa deprimente música francesa como banda sonora de tu demacrado ser.

—No me pasa nada, solo he tenido mucho trabajo estos últimos días

— ¡Ja! Nadie escucha a Edith Piaf, solo por estrés laboral Chan, sé que es otra cosa lo que te tiene en ese estado tan... perturbado. —Chan suspiró con fastidio.

—Hannah se casa en unos meses y me afecta separarme de mi hermanita — mintió, se sentía acorralado por la penetrante mirada de Lee.

—La boda de Hannah es un gran cambio en tu vida, pero no soy tonto, así que te agradecería que en nombre de nuestra amistad dejes de mentirme e inventar excusas, solo dime que no quieres hablar sobre lo que te pasa y ya, ¿de acuerdo? — Chan suspiró.

—De acuerdo. ¿Cómo estuvo tu viaje?

—Genial, Kim consiguió el apoyo de tres compañías coreanas para nuestro proyecto de expansión. Y tuve la oportunidad de conocer a su hijo y a su esposo, son una pareja increíble. — Contó.

— ¿Qué? ¿Esposo? ¿De quién estás hablando?

— De Namjoon, el hijo menor de Kim, es gay y se casó la semana pasada en el Londres, su esposo es un apuesto chef dueño de una cadena de restaurantes muy famosa en Asia, e incluso me contó que ya están pensando en tener hijos — contó animado.

—Vaya, no creí que Namjoon fuera así... — comentó entre sorprendido y pensativo Bang.

—No le veo nada de malo, de hecho me parece genial, es un buen chico y merece ser feliz. —dijo encogiéndose de hombros.

—Namjoon sería el hermano ideal para Hannah en estos momentos — pensó en voz alta el rizado.

­— ¿Qué dices?

—Nada importante, Hannah dijo la otra noche que desearía tener una hermana o un hermano gay que la ayudara con los preparativos de su boda.

—Ciertamente, en ambos casos serían de gran ayuda para ella — sonrió y luego consultó su reloj — será mejor que vayamos a la sala de juntas, tu padre está ansioso por saber los resultados de mi viaje a Seúl. — Chan asintió y silenció la atemporal y melancólica voz de Piaf, antes de salir detrás de Minho.

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