Nuevo día, nuevo comienzo.
Dian estaba llevandome a la escuela ya que los demás entraron antes.
-Que te vaya bien enana.
-Gracias Di, igualmente.
Me baje del coche y entre a la escuela, todos me veían y murmuraban. Esto de la atención me incomodaba demasiado pero ya era algo en lo que estaba acostumbrada.
Llegue a mi casillero y ahí estaba Alex.
-Buenos días. -dije saludando.
-Dai, buenos días.
-No sabes porque todos me miran tanto?... tengo algo en mi rostro?.
-No es nada malo, todos hablan de lo bonita y talentosa que eres.
Pues bonita y talentosa si era, mentiras no decían.
-No me gusta mucho llamar la atención pero al ser una D'angelo eso es imposible.
-Me imagino, la gente suele ser tan rara.
Teníamos primera hora de Historia así que fuimos para el salón.
Llegué y un chico muy guapo estaba sentado en la misma mesa que me sentaba.
El tenía el pelo castaño desordenado, era de piel algo pálida, ojos cafés obscuros, cejas pobladas y se notaba muy alto.
Desde hoy amo a todos los canadienses guapos.
Parecía deportista ya que traía la chaqueta de la escuela, la cual los deportistas usaban.
Me acerque y me senté. El solo me miro con el ceño fruncido.
Se veía muy amargado.
- Quién dijo que te podías sentar aquí? -hablo el viéndome con cara de pocos amigos.
- Soy nueva y el maestro me puso aquí, tienes algún problema con eso?
No me iba a dejar que me faltaran al respeto, pero si era este gruñón me dejaba de todo.
No es cierto, es broma.
-No me gusta que niñas como tu vengan y se sienten solo para coquetear.
Vaya ego el de este.
-Pues cámbiate de lugar si no te gusta y para tu información no eres mi tipo.
Lo guapo se le esfumó cuando abrió su boca, ojalá si se cambiara que insoportable narcisista.
-Ya siéntate y solo cállate si?.
- Aja y luego?
Ya no me pudo contestar ya que el maestro ya había llegado. La clase fue súper tranquila, el y yo no volvimos hablar más.
El receso llego y Alex y yo fuimos para el comedor.
-La comida no es tan mala. -dije
-Uno ya se acostumbra, pero no es mala.
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Hasta el último partido.
RomanceTras la muerte de su madre, Daiana junto a su padre y hermanos deciden dejar su vida en México para poder empezar una nueva en Canadá. Al mudarse ella le promete a su abuela volver a enamorarse, pero otra parte de ella jura que no se enamoraría de...