Born in hell. [Kenny McCormick]

❥Capítulo I.

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Abrió los ojos lentamente y todo seguía oscuro. Tomó su celular y miró la hora, eran las 3:00 a.m. Tenía un ligero dolor de cabeza y la garganta seca, estaba sedienta, así que decidió que bajaría a la cocina por un poco de agua. Al salir de su habitación y cruzar el gran pasillo hasta las escaleras, pudo escuchar a sus padre abajo y se detuvo para poner atención.

–Es que realmente extraño ese lugar y recordarlo me hace odiar las grandes ciudades como en las que hemos vivido los últimos años– Mencionó su madre.

–¿Qué?, no entiendo lo que dices, ¿en verdad piensas arriesgarla de esa manera?¿estás loca?, no puedo creer que quieras volver –alegó su padre aparentemente molesto.

–¿17 años no te parecen suficientes?, podríamos volver, creo que ya ha pasado tiempo suficiente –respondió la contraria –No sabemos qué tan riesgoso o no podría ser.

–Igual deberíamos discutirlo más tarde, tenemos mucho por hablar –_____ no entendía nada de lo que discutían sus padres.

Decidió contener su curiosidad y simplemente bajar las escaleras. Sus padres al notarla, cambiaron rápidamente de tema. Siguió su camino ignorándolos por completo, entró a la cocina y sirvió agua con hielo en un vaso. Le dio un sorbo y regresó a su habitación. Al entrar se detuvo un momento para observar a su al rededor, todavía había muchas cajas que no se había molestado en desempacar en semanas. Suspiró, cerró su puerta y se sentó en la orilla de la cama. Tomó la mitad del vaso, lo puso en la mesita de noche y se recostó.

¿De qué hablaban sus padres?, bueno, a decir verdad, pocas veces sabía de lo que hablaban. Con esto último, se convenció de que no debería darle importancia y decidió dormir.

[...]

El transporte escolar se detuvo justo en frente de su casa, despertó a su hermana avisándole que ya habían llegado y ambas bajaron. Cuando _____ alzó la vista, lo primero que vio fue a sus padres subiendo unas maletas al auto de su padre, mientras que el de su madre tenía el maletero abierto y adentro del mismo, algunas cajas. Su hermana suspiró cansada y su madre las notó.

–Vayan a empacar, y decidan quién va con su padre y quién conmigo –dijo caminando hacia ellas con una sonrisa.

–¿Es en serio?, ni si quiera hemos terminado de desempacar lo de la mudanza pasada – respondió la menor.

– Melissa, por favor, no te enfades, prometo que esta será la última vez y les encantará el lugar –sonreía cálidamente.

–Eso dicen siempre...

Las hermanas entraron a casa para empacar todo de vuelta, por suerte no desempacaron muchas cosas la última vez. Bajaban las cajas con sus pertenencias para después bajar sus maletas. Metieron al auto de su padre las maletas, y al de su madre las cajas. _____ subió al auto de su padre y Melissa al de su madre. Sus padres, antes de subir al auto, se ponían de acuerdo sobre los detalles de la mudanza.

Aunque desearan que esa fuera la última vez que se mudaran, lo veían poco probable, pero al final, todo dependía de sus padres. Preguntaron miles de veces de mil maneras, pero nunca recibían una respuesta al por qué debían hacer eso tan a menudo. Siempre desviaban la pregunta, cambiaban de tema o simplemente las ignoraban. ¿Acaso eran criminales en fuga?, eso explicaría el dinero pero en realidad no tendría mucho sentido, puesto que su padre era un escritor reconocido y pasaba la mayor parte del tiempo en su oficina, al contrario, su madre era catadora de arte, vendía y compraba obras de cualquier tipo, participaba en subastas y exposiciones por lo que viajaba mucho por su cuenta; realmente amaba el arte.