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El cumpleaños de John era una fiesta que todos los años se preparaba en la casa de los Cromwell con muchos invitados. La madre de John, Catalina Cromwell, era la encargada de todos los preparativos. Este año era diferente ya que Arienne era la señora de la casa ahora y eso la tenía un poco histérica, según lo veía Dalia, porque pasaba todo el día preguntando qué o cual cosa debía escoger; el color de las invitaciones, la comida que se prepararía para los invitados y el vestido que usaría ella como anfitriona.

Dalia solo había ayudado para escuchar todas las quejas que tenía su amiga. Para Arienne, las cosas iban demasiado lentas y el día se acercaba más rápido.

Dalia se había encontrado con el señor Cromwell esas dos semanas que visitó a Ari. Siempre iba acompañado de John y, de vez en cuando, con la señora Catalina Cromwell. En los pasillos o la sala o en el jardín: mientras Dalia llevaba su abanico y varios pañuelos o platillos en la mano que debía probar; Gerald y John con sus copas de vino o papeles para ajustar algo de los gastos de la casa. Se miraban y saludaban como dos extraños que tenían un amigo en común y seguían con sus vidas.

O eso quería creer Dalia.

¿Cómo podía negar que no había pensado en él desde que se conocieron? <<Sus manos tan gentiles, su rostro, su risa, su voz y mi sangre burbujeando, olvidando donde estoy parada y...>>

–Dalia, ¿Me estás escuchando?– Ari calló sus pensamientos. Volvió a la realidad viendo a su amiga sentada en el sofá con una pluma en la mano y la otra una hoja sobre la mesita de la sala.

–Lo siento– se dio aire con su abanico. Ese día se había decidido por el verde oscuro–, estaba divagando...

–Dalia, te necesito con los pies en la tierra –la miró muy seria–, al menos hoy. Luego hablamos de lo que te molesta todo el tiempo que quieras. Esta fiesta es muy importante para mí y quiero dar una buena impresión a la gente. Es mi primera vez como anfitriona.

–Lo sé– detuvo su abanico y le tomó la mano con la pluma para apretarla con afecto–. Lo harás bien, confío en ti, amiga. Además, tienes todo bajo control con las listas que tienes en la mano.

Ari le sonrió, complacida–. Te llevaré a que veas los colores de los manteles y luego las flores de los jarrones porque quiero que sean especiales.

– ¿Cuándo pasaremos por la cocina? Quiero probar los postres que se pueden servir en la fiesta.

–Hay uno de pasteles de vainilla con canela que son mis favoritos– Ari le hizo que se levantara del sofá–, pero te tengo una sorpresa con un postre que preparó la señora O' Kelly delicioso.

Dalia dejó que su amiga la condujera hasta la cocina–. ¿De qué son?

–Ya lo verás– canturreó.

<<Que sea algo con chocolate. O con alguna fruta como la uva>>.

Girasoles para DaliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora