Girasoles para Dalia

Epilogo

Dalia se sintió en una nube después que Gerald le había pedido matrimonio formalmente con un anillo con una piedra preciosa llamada ámbar.

La boda se celebró dos semanas después ante la insistencia de su madre y la señora Catalina. Aunque le estresó mucho que su madre la empujara a medirse muchísimos vestidos que al final no compró. Su sastre ya tenía uno que alguien había rechazado meses atrás, y logró hacerle los ajustes necesarios antes que el día llegara (agregándole como extra una bolsa porque Dalia quería tener una, aunque no llevara un abanico).

Hubo arreglos florales de dalias rosadas y girasoles en los rincones de la iglesia. Se dieron el sí y hubo aplausos entre los invitados.

Gerald se acercó a su oído–. Gracias por decir que sí.

–Gerald– se acercó también para hablarle al oído–, ¿no se suponía que ninguno de los dos tenía planeado casarse hace cuatro meses?

Se miraron a los ojos. Se rieron de lo irónico que era el asunto y se quedaron así por un momento.

–Volvería a ese rincón que daba con el jardín– contestó él–, y asustarte dos veces– Dalia se rió–, comer pastelillos de fresa o los de chocolate con fresa. Quizá darte el ramo de girasoles en persona y evitar que Arienne meta su nariz en el obsequio.

–Solo estaba jugando, ya la perdoné.

–Yo también– tocó su mejilla–, porque ahora sé que gracias a las cartas nos conocimos más y ahora te tengo a mi lado.

Dalia tenía ganas de llorar por la ternura. Escuchó como los invitados esperaban a que bajaran para felicitarlos adecuadamente y salir de la iglesia. Se tomaron de la mano, se dieron un beso rápido y siguieron el protocolo que tienen todas las celebraciones después de la ceremonia.

No le gustaba ver hacia atrás porque las cosas del pasado eran heridas que le dolían, pero esta vez era diferente. Si miraba entre sus recuerdos más recientes, Gerald Cromwell era parte de ellos y eso se sentía bien.

Fin.

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Amo a Dalia y a Gerarld y los voy a extrañar <3