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 —Give us the wetback and we'll let you live Honey (entregamos al wetback y te dejaremos vivir cariño) — dijo una mujer con un marcado acento texano. 

—The thing is that he is with me so, no Honey (la cosas es que él está conmigo, así que no cariño) — dije, ellos parecían enojados, iban a dispararnos pero José actuó rápido y me jalo para quedar él frente a mí y dispararle a dos de ellos, yo no me quede atrás y le dispare a los otros tres, a pesar de que se notaba que no sabía disparar, José tenía muy buenos reflejos y parecía saber trabajar bien bajo presión.

—Let's get out of here (salgamos de aquí) — le dije y lo jale del brazo, el parecía estar en un pequeño chok, por eso no reacciono rápido, pero me siguió, nos alejamos del centro de la ciudad sin más problemas, aunque aún teníamos los nervios de punta por todas las personas que habíamos tenido que matar en el camino. Estábamos en lo alto de un edificio al que habíamos logrado entrar, desde ese lugar podíamos ver bien la entrada de la bodega donde se encontraba la base de la organización, donde se encontraba el jefe, si acababa con él acababa con todos, pero entonces en el callejón escuche los llantos de una pequeña niña, estaba sola, pero desde donde yo me encontraba podía ver a los tres hombres que estaban esperando para disparar a quien se acercar a auxiliar a la pequeña niña, sentía mucha impotencia, no podía hacer mucho, pero tampoco podía dejar a la niña, así que decidí dejar en segundo plano mi misión de la noche para salvar a la niña.

—We have to save her (tenemos que salvarla) — le susurre a José

—Dime que hacer — me contesto.

—We can't use guns, we have to kill them with this (no podemos usar armas, tenemos que matarlos con esto) — dije entregándole una de las dagas que llevaba en el cinturón.

—Oye pero esto es más difícil, no sé si podré hacerlo — me dijo él tomando la daga.

—You'll be fine, you just have to get them form the back like this and them you cut their throat (estarás bien, solo tienes que agarrarlos por la espalda de esta manera y luego les cortas la garganta) —le dije al oído tomándolo desde la espalda y pasando mi dedo índice por su garganta como si de la daga se tratara, él solo se quedó quieto para después girar un poco su cabeza hacia mí, ok dejando esto en claro si el hombre se veía grande, pero eso no lo hacía feo.

—Ok güerita, lo haré lo mejor que pueda – contesto aun susurrando, yo asentí por la cabeza y le explique desde donde atacaríamos, les llegamos por la espalda, él mataría a uno y yo a los otros dos, por lo de la experiencia y eso. Nos acercamos lentamente y con sigilo, yo no tuve problema alguno con el primero y parecía que José tampoco lo tubo, solo nos faltaba un hombre, pero se dio cuenta de mi presencia detrás de él y comenzó a disparar sin saber mi posición exacta, logro alertar a su equipo antes de que José le cortara el cuello, los dos corrimos a donde la niña y José la cargo para poder avanzar con más rapidez, ella solo lloraba mientras José trataba de calmarla para que no nos encontraran. Lo logramos, la pequeña dejo de llorar y pudimos perder a los hombres esos, pero ahora ya sabían de mi presencia y posiblemente estarían más alertas y con más cabrones atrás de los niños para matarlos en cuanto alguien se acercara, estaba enojada, me metí las manos entre el cabello despeinándome por la frustración y patee una lata que estaba en el piso el callejón, maldecía mientras caminaba de un lado a otro y José abrazaba a la pequeña.

—Nath, ya cálmate chaparrita, nos van a encontrar si sigues haciendo tanto ruido —hablo José en tono bajo mientas trataba de calmarme.

—No me voy a clamar, esos cabrones ya saben que estoy aquí, ahora va a ser casi imposible darles en la madre —dije realmente enojada.

—Asique si hablas español — dijo él.

—Claro que hablo, pero esto es la purga amigo, aquí mueren más gente por ser inmigrantes que por cabrones, tengo que pasar desapercibida, no cruzo el chingado puente todos los años por gusto, esos cabrones tienes que pagar lo que hicieron — dije aun enojada.

—¿Por qué te importa tanto matarlos? Podrías simplemente quedarte en México— dijo.

—Porque yo estaba más chiquita que ella cuando mataron a mis papás, tenía tres años, los mataron enfrente de mi igual que a mucha más gente, hasta que me pude escapar cuando tenía doce, me arruinaron la vida, y no voy a descansar hasta que ese cabrón este muerto, me las voy a cobrar, me voy a cobrar todos esos años de pesadillas por las noches, de miedo a que este maldito día llegara, por todas las veces que me toco salir herida y porque ningún niño debería de pasar por esto en su vida — dije con los ojos llenos de lágrimas, estaba tratando de no llorar de verdad, pero era un tema que me había dejado marcada de por vida.

—No por eso tienes que poner tu vida en riesgo todos los años, tengo una idea, sé a dónde podemos ir para refugiarnos, solo tenemos que encontrar las rosas, esperemos a que pase la noche, ya estas muy alterada — dijo José, entonces la adrenalina del momento comenzó a descender y yo sentí un dolor en el vientre, una de las balas me había alcanzado, estaba sangrando.

—Chingado —dije al notar la herida.

—Nath tenemos que buscar las rosas, ellos pueden ayudarnos y te mantendrán con vida hasta que los hospitales abran de nuevo — dijo él, yo tome aire y me agache para hablarle a la pequeña.

—¿Como te llamas muñeca? — le pregunte a la niña.

—Liliana — me contesto con tanta tristeza en el rostro.

—Yo soy Nathalie ¿sabes dónde están tus papás? — le pregunte, pero ella no contesto, no necesitaba decir nada más, la abrace y ella comenzó a llorar yo estaba intentando no llorar —Ok Lili, todo va a estar bien, te lo prometo, por ahora tenemos que hacer lo que dijo José y buscar las rosas para ponernos a salvo, necesito que hagas todo loque yo te diga, si yo te digo que corras, tu corres, si te digo que te escondas y no hagas ruido tú lo haces, ¿entiendes? — ella asintió con la cabeza y yo me levante.

—¿Necesitas ayuda? — me pregunto José.

—Perseguí a un vato con un plomazo en la pierna, uno en el abdomen, y un pulmón colapsado, esto no es nada —dije, los tres comenzamos a caminar, Lili se veía muy asustada, pero aun así no dejaba de avanzar, ella iba agarrada de mi cinturón, así me aseguraba de no perderla de vista y de tener mis manos libres para defendernos en caso de que alguien nos atacará, si era dolorosa la herida de la bala, pero había estado en peores situaciones, todo era cuestión de tratar de poner el dolor de lado y avanzar.

—¿Como es que sabes pelear y manejar armas tan bien? — me pregunto José mientras caminábamos.

—Fui parte del ejército en México, me toco perseguir narcos y atrapar a uno que otro — dije con una sonrisa arrogante en el rostro para después dispararle a una mujer que me quiso atacar.

The Purge: One More TimeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora