Una Mano Lava a La Otra (3ra. Parte)

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La sala se fue convirtiendo en un corredor, lleno de columnas de un agrietado mármol ocre, que seguro vio mejores épocas en tiempos muy muy lejanos. Avanzaron unos minutos por el amplio corredor, ya no a oscuras sino más bien en penumbra, levemente iluminada por la tenue luz en la mano de Clarissa. Fuchs se adelantó una vez más, revisando cada palmo de los muros y adoquines con prisa, pero con efectividad, por lo menos hasta ahora. El grupo se movía al ritmo que guiaba Fuchs cuando avanzaba. -Nunca se es lo suficientemente precavido, sobre todo en edificaciones tan antiguas como esta, hay muchas sorpresas escondidas en estas paredes y debemos regresar en una sola pieza-. Susurró mientras llegaba al portal que mostraba la escalinata que bajaba a más oscuridad. -Allá abajo huele peor que en la entrada y está más oscuro y se siente más frío, no me gusta nada-. Continuó, haciendo la señal acordada para que todos se detuvieran. Le echó un vistazo al portal con la poca luz que recibía y notó un grabado en el dintel que le estremeció las entrañas, mas que el hedor y el frío que emergía de la profunda oscuridad que le esperaba. La cabeza de una gárgola en el centro del dintel, abría sus fauces como intentando morder el aire poluto que la rodeaba; las cuencas vacías de sus ojos mostraban la falta de algo que estaba incrustado y fue sustraído en alguna de los miles de veces que Las Excavaciones fueron saqueadas, piedras preciosas tal vez; el dintel tomaba la forma de unas alas que se extendían de un extremo al otro, dejando asomar las crueles garras, que se convertían en pilares del portal. Un antiguo lenguaje rúnico marcaba el mármol oscuro de los pilares: - El que desciende a las fauces de la sombra, sentirá la misericordia de su mordisco-. Leyó Fuchs. - No es el texto de bienvenida más amable, pero no me sorprende después de lo que nos recibió en la entrada-. Auscultó detalladamente cada centímetro del portal, sin detectar nada mas amenazante que la mirada vacía de la gárgola y la frase lapidaria que le acompañaba. Con las manos le indicó al grupo que se formaran en una fila y se mantuvieran lo más juntos posible, así, irían en orden: Clarissa (su luz era necesaria), Denzel y a final los gemelos, Willem cerrando filas y alerta. -Bajemos poco a poco, iré chequeando los escalones a medida que descendamos. Clarissa, no te alejes mucho, ilumíname con tus ojos, perdón con tu luz, jejeje-. Clarissa respondió con una mueca parecida a una sonrisa. Fuchs se inclinó y revisó el primer escalón. Sus dedos recorrieron las uniones del mismo a la pared, mustia y fría; que ya no era de mármol sino de un material más rustico, probablemente roca basáltica o algo así; el sabía poco de rocas, pero sabía mucho de trampas. -Aquí hay algo, los adoquines se sienten sueltos y pasa algo de aire entre ellos. Además, los bordes están grasosos, o al menos eso parece esto. - comentó mientras limpiaba lo que ensuciaba sus dedos contra el pilar a su lado.

- ¿Puedes hacer algo para desactivar eso? Preguntó Denzel, aunque confiaba plenamente en las habilidades de su amigo.

- Lo intentaré, rara vez la primera trampa está en el primer escalón, por lo general está en los portales, esto es curioso.

- ¿Primera trampa? ¿es decir, que puede haber más? - Se escuchó la voz de Willem preguntar desde el fondo.

- Depende, mi estimado. Si se sobrevive a la primera, se pueden encontrar las demás, si no, esta sería la primera...y última. -respondió al tiempo que le guiñaba el ojo al preocupado soldado.

Al cabo de unos minutos en parcial silencio, pues solo se le escuchaba refunfuñar, Fuchs se puso de pie y miró al grupo, con grasa o lo que fuere manchando su rostro y sus manos, escupió a un lado y bufó: -Estuvo complicado, pero creo que lo logré. Ya revisé el siguiente escalón también y aparte de un leve balanceo, no hay peligro alguno. Denzel sintió algo de inseguridad en su amigo y decidió tomar la delantera seguido por Fuchs, al medio de la fila Clarissa, quien subió la intensidad de su luz, y de nuevo, Willem y Walter en la retaguardia.

Crónicas de Blumenheim. La Travesia del Ejecutor.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora