Tara Otsutsuki nunca imaginó que un día estaría en la situación, en la cuál se encontraba actualmente.
Pensó que su plan funcionaría, tendría al heredero de los Hyuga y sería su consorte, su descendencia sería pura y fuerte.
Pero no fue así, gracias a la Uzumaki.
Perdió a su consorte, perdió sus ojos y el poder que estos le otorgaron, ahora se estába recuperando de la pérdida de su visión, con una de las personas que arruinaron sus planes en primer lugar.
Ahora estába en el planeta tierra con cadenas cómo si fuera un simple plebeyo, lo que la molestaba, ella era la última Otsutsuki una princesa, no se merecía este trató.
Las cadenas le impedían usar libremente su chakra, lo cuál la molestaba.
- Buenos días.
Tara observó al joven enfrente de ella, él cuál la veía con una sonrisa.
- Mmm.
- Bueno, eso es un avance a su silenció anterior.
La Otsutsuki frunció el ceño, observó al ojijade, él cuál no dejaba de sonreír, se acercó e inició su chequeo diario.
¿Por qué le sonreía?.
- Tengo buenas noticias, sus ojos se han recuperado casi en un 90%, por lo que en unas semanas dejará el hospital.
Tara no comento nada.
- Bueno, nos vemos Tara san.
Tara lo miró sorprendida, está era la primera vez que la llamaba por su nombre.
El ojijade dejó la habitación sin dejar de sonreír le.
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Estába sola, bueno lo había estado desde hace un tiempo, pero tenía a su servidumbre y su castillo...su hogar.
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La peliazul no tenía que hacer nada en su habitación, lo único que la distraía era las visitas del ojijade. Lo bueno de esto es que él había logrado que las cadenas fueran quitadas, ya que no era considerada una amenaza.
Pero no le agradeció y él la veía cómo si esperará esa reacción de ella.
Aún así, tenía guardias afuera de su habitación.
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Tara observó la caja que tenía en sus manos curiosa, él se la había entregado diciéndole que le alegraría el día.
No le agradaba, pero le tenía una pizca de confianza y no creía que él la curará para lastimarla posteriormente.
Saco uno de los pinchos, con duda se lo llevó a su boca.
Sonrió por el sabor nuevo, pero que era agradable al paladar.
Probó cada uno sin borrar su sonrisa.
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La peliazul se despertó por los susurros fuera de su habitación, se sentó y trató de escuchar más y al no poder hacerlo se levantó para acercarse a la puerta.
- Será la boda del año.
- Los kages estarán invitados, al igual que sólo personas importantes.
- ¿Crees que el doctor Haruno asista?.
