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Jungkook no podía dejar de pensar en aquel chico.

El día del enfrentamiento quedó completamente cautivado por la belleza y destreza que esté poseía. Era un buen contrincante. El solo se había enfrentado a muchos tipos más altos y de complexión gruesa, y había derribado a cada uno de ellos sin mayores problemas.

Hasta que uno le atacó por la espalda con una navaja.

No había podido quitarle el ojo de encima desde el segundo en el que lo vió y por ello se ganó varios golpes que hasta ahora no se habían desvanecido por completo. No era nada de que preocuparse, pero todos estaban sorprendidos de verle golpeado cuando jamás había sido herido en combate.

— Sigues con la cabeza en las nubes. — Yoongi se acerca a el, dándole un golpe en el hombro para llamar su atención. — ¿Qué rayos te pasa? Llevas así días.

Jeon se encoge de hombros y cierra sus ojos. No está dispuesto a decir nada. El simple hecho de que alguien de un bando contrario haya llamado aunque sea un poco su atención es considerado traición.

Y ahí la traición se pagaba con muerte. No había de otra. Jungkook sabe perfectamente que no por ser el jefe podría tener el más mínimo privilegio sobre aquello.

Es por ello que se sentía molesto consigo mismo. ¿Cómo no podía controlar sus hormonas? Porque solo es eso. El chico estaba buenísimo y ahora le traía ganas. Nada más que eso.

Pero incluso si solo quería follarlo sabía que no era una opción. No debe hacerlo a menos que tenga ganas de no ver un amanecer más.

No sería mala idea.

— Me largo. — dice finalmente. No solo queriendo huir de las preguntas de su compañero, era también su patético intento de huir de sus pensamientos. Pero aquello era prácticamente imposible.

Camino a casa decide cambiar su rumbo hacia un club. Necesitaba beber un poco, tal vez conocer a alguien para un rollo de una noche, así sacaría al lindo chico de su mente. Sí. Necesitaba eso.

Unas pocas horas después y con varias copas en su sistema sigue sin poder dejar de pensar en aquel desconocido. Había alejado a cualquiera que se acercara a él y se dedicó a estar sentado en la barra.

— ¿Qué mierda?

A unos metros se encuentra aquel chico bailando y divirtiéndose. Y Jungkook no puede simplemente alejar su mirada de el. No ahora que lo encontró entre la multitud y este parecía tener una luz que le hacía resplandecer hermosamente.

Segundos después o tal vez minutos (Jungkook realmente perdió la noción del tiempo) el chico gira un poco y sus miradas se encuentran. De inmediato Jeon aleja la suya y finge no haberlo estado viendo durante todo ese tiempo.

Piensa en irse de ahí, ya se está arriesgando desmaciado pero cuando está a punto de levantarse el bello desconocido se posa a su lado con una sonrisa coqueta en el rostro y ojos brillantes.

— Hola.

Mierda.

no one else › kookmin au Donde viven las historias. Descúbrelo ahora