El Verdadero Monstruo

Capítulo 53: Negociar con el diablo

Los tres se habían detenido junto a un pequeño arroyo fangoso para conseguir agua. Mientras Naruto llenaba su cantimplora, notó los edificios en ruinas que los rodeaban. El arroyo solo me llegaba a los tobillos, pero había surgido un pueblo de buen tamaño a ambos lados. Algunos de los simples estaban casi intactos, a excepción de los techos y las puertas. En su mayoría habría una o dos paredes y una pila de ladrillos de adobe.

"Sabes que hemos visto más pueblos quemados que personas en los últimos dos días", comentó Naruto.

Sasuke sonrió. "El ejército pasó por aquí camino al sur. Ya viste lo que hicieron en el país del Fuego; solo estábamos devolviéndoles el favor".

Eso era cierto, las aldeas incendiadas habían comenzado bien al norte de la frontera. De hecho, era imposible saber dónde estaba el observador de aves según los pueblos y ciudades. Una ruina vacía se parecía mucho a cualquier otra. "Muy abierta de mente de tu parte", dijo Naruto. "Me pregunto si las personas que solían vivir aquí lo apreciaron".

"¿Qué diablos te importa?" espetó Sasuke. "No parece importarte matar a los civiles en nuestra propia aldea. ¿Por qué deberías preocuparte por los civiles enemigos?"

"No me importa", respondió Naruto mientras cerraba la tapa de su cantimplora. "Me estaba dando cuenta de que no puedes notar la diferencia entre nuestras acciones y las de ellos".

"La guerra es la guerra, Naruto", dijo Jiraiya. "Esta es la segunda guerra en la que lucho, y siempre es lo mismo. No importa dónde ni cuándo, siempre son los débiles los que sufren más. Y todo por el bien de las ambiciones de un hombre".

"¿Las ambiciones de quién?" preguntó Naruto con curiosidad. "¿De Orochimaru? ¿De Kazekage? ¿De Hokage?"

"¿Qué importa ya?" Jiraiya respondió con cansancio. "A todas las personas que solían vivir en todos estos pueblos, ¿qué les importa?"

"No importan", dijo Sasuke con firmeza. "Haces lo que tienes que hacer para destruir al enemigo. ¿Y si algunos inocentes se interponen en el camino?" Se encogió de hombros. "Es solo parte del precio".

"Oh, estoy de acuerdo contigo en eso", dijo Naruto alegremente. Con gusto pagaré cualquier precio por la venganza.

Jiraiya lo miró un poco preocupado. "Te refieres a la victoria , ¿no?"

Naruto le dio una sonrisa fría. "¿No es realmente todo lo mismo? Llámalo victoria o llámalo venganza, al final todo se ve igual, ¿no?" Señaló las ruinas.

Jiraiya encontró esa respuesta y esa actitud preocupante.

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Llegaron una hora después de la puesta del sol. Camp Hiashi era poco más que kilómetros y kilómetros de espacio abierto lleno de tiendas de campaña. El área estaba rodeada por una zanja y una endeble barricada de estacas de madera. Solo había un puñado de edificios reales hechos de ladrillos de adobe. El campamento estaba a solo una milla de los acantilados que custodiaban el único camino hacia Suna. Incluso bajo la luz de la media luna, era fácil distinguir los cientos de balcones y terrazas que habían sido tallados en la pared del acantilado. Detrás de cada uno había una entrada a la cueva que conectaba con una serie compleja de túneles. Usando estos, los defensores podrían mover fácilmente las tropas hacia y desde el área amenazada. Podrían desaparecer solo para aparecer nuevamente detrás de su oponente. Era una posición defensiva ideal.

Tomando todo esto en cuenta, Naruto se volvió hacia Jiraiya cuando entraron al campamento. "Las defensas de este campamento se ven bastante endebles. ¿No te preocupa un ataque furtivo?"

Jiraiya negó con la cabeza. "Hay más de mil ninjas hoja aquí, y mantenemos una cuidadosa vigilancia a toda hora. Daríamos la bienvenida a un ataque; si pudiéramos sacarlos al aire libre, los mataríamos. El problema es que no atacarán " . nosotros; en lugar de eso, tenemos que sacarlos de la pared del acantilado. Cada vez que lo intentamos, ha sido un desastre".