La guerra en Marineford era algo inevitable, piratas y marines se enfrentarían. Los piratas para salvar a Ace, los marines para no permitir que se impidiera la ejecución de quien ahora todo el mundo sabía era el hijo de Gold D. Roger, el rey de los piratas.
Las muertes eran inevitables, de ambos lados por igual hubo bajas. Pero aquellos que pelearon ese día jamás lo olvidaran, ya que ese día marcaría un inicio y un después en la historia del mundo.
Aikanu no iba a permitir que Ace siguiera con vida, debía darle fin a la sangra del rey de los piratas. En un momento en que Ace estaba vulnerable dirigió su puño cubierto de lava directo hacia él.
Ace vio como el puño de Aikanu se dirigía hacia él y sabía que no tenía tiempo de esquivarloera el fin.
Perdóname Luffy.
Sintió como el puño de Aikanu lo atravesaba y con ella como cada vez se hacía más difícil respirar. Pero no era eso lo que más le dolía a Ace, por supuesto que no.
Lo que más le dolía y el motivo de sus lágrimas era que Luffy estaba frente a él.
La muy tonta se había interpuesto entre Aikanu y él.
"¡LUFFY!" grito lo mejor que pudo.
"Ace...lo siento pensé que podía salvarte" hablo despacio la chica mientras escupía sangre.
Ace entendió, Luffy se puso frente a él esperando poder evitar el golpe de Aikanu a él. Solo que al ser su cuerpo pequeño aun así no pudo evitar que Ace fuera atravesado.
Aikanu no esperaba la intervención de la nieta de Garp, y cuando saco su puño del pecho de ambos D, salió volando lejos de ahí cuando Barbablanca apareció detrás de él golpeándolo.
Mientras Barbablanca se encargaba de darle una paliza Aikanu, Ace y Luffy había caído al suelo al momento de que Aikanu quito su puño.
Ace lloro con Luffy al ver que ninguno de los dos saldría de esta. Ambos lo sabían, Ace siempre pensó que no tenía derecho a vivir, que era un monstruo, pero todo cambio cuando conoció a Luffy.
Ella le dio motivos para vivir, jamás lo culpo ni acuso por su sangre o padre. Ace era Ace sin importar de quien era hijo, y no debía pensar que no debía vivir solo porque otros lo querían. Él era dueño de su propia vida y destino.
Luffy decía cosas muy sabias cuando quería y no comía grandes cantidades de carne.
Luffy alzo la cabeza y los brazos y aun cuando seguía escupiendo sangre saco fuerzas para sostener las mejillas de Ace y hacer que la viera a los ojos mientras seguía encima de él en el suelo.
"Ace...nunca estarás solo, lo dijiste...dijiste que estaríamos juntos" Luffy sonrió con su características sonrisa en forma de D.
Ace lloro aun con el rostro entre sus manos y asintió.
"Luffy...si, siempre estaremos juntos" ambos se sonrieron y Luffy bajo su cabeza hasta besar los labios de Ace.
Ambos dieron su último aliento en ese beso para luego morir en el suelo abrazados y con una sonrisa en la cara.
Para cuando Shanks llego a detener la guerra, su cara pasó a quedar en shock al ver a su pequeña ancla en el suelo totalmente inmóvil, Luffy había muerto.
La ira que sintió Barbablanca no se detuvo hasta que Aikanu estuviera muerto. Algo que se logró cuando Garp se unió a él cuando pudo moverse después deber a sus dos nietos muertos y todo por culpa del almirante.
Quienes trataron de impedir la ejecución de Aikanu, como Sengoku, marines y los otros dos almirantes, no tuvieron éxito porque todos los que amaban a esos dos D parecían bestias sedientas de sangre.
Aikanu murió cuando Shanks le dio el golpe de gracia por haberle quitado a su querida ancla. Teach intentó huir de esos demonios que habían liberado peor no tuvo éxito. Barbablanca sabía que todo esto era culpa de Teach y no fue piadoso con él, ni tampoco Shanks.
Se llevaron los cuerpos de Ace y Luffy y dejaron los cuerpos irreconocibles de Aikanu y Teach en Marineford. O al menos eso fue lo que les hicieron creer a los marines.
Porque mientras sus barcos se habían alejado unos cuantos metros de Marineford, Shanks dio a orden de no dejar ni un rastro de sus cuerpos para que siquiera tuviera un entierro. Entre quienes lazaron sus ataques a lo lejos fueron Yasopp como el mejor francotirador.
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En los periódicos alrededor del mundo se daba la noticia de lo ocurrido en Marineford. En la fotografía se veía a Luffy y Ace uno sobre otro, muertos y con una sonrisa en la cara. La noticia fue un golpe devastador para todos aquellos que conocieron a los piratas.
Los Mugiwara desde donde se encontraban lloraron y se culparon a sí mismos por no haber estado con ella cunado más los necesitaba. Ella siempre estuvo ahí para ellos, salvándolos y arriesgando su vida para proteger sus sueños, mientras ellos...estaban lejos y cuando se enteraron ya era tarde, ni siquiera iban a estar presentes en su funeral.
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Shanks vio la tumba frente a él, no necesitaba preguntar para saber la razón. Era obvio, esos dos ni siquiera enterrados merecían ser separados. Barbablanca no se había levantado de su lugar desde que se sentó, en realidad nadie tenía la fuerza para hacerlo.
No solo estaban los sombreros de Ace y Luffy, sino que además en medio de estos había un pequeño sombrero con características similares de ambos. Porque ajeno a lo que el resto del mundo sabía, ese día no murieron dos D, sino tres. Luffy había estado embarazada, de poco tiempo, pero lo estaba. Tal parece que su último encuentro dio frutos, Thatch quien para ese momento había recobrado la consciencia lloraba en silencio recordando como en cierto momento Ace menciono el tener una familia e incluso la primera vez que todos se enteraron de la existencia de Luffy y supieron que Ace quería casarse con ella.
Thatch ese mismo día luego dijo que una boda seria excelente, pues sería motivo de reunión para que todos pasen tiempo juntos y beban. Ahora estaban haciendo eso, pero no por motivo de celebración sino de luto.
Las cosas no quedarían así, la marina estaba muy equivocada si pensaba que las cosas quedarían impunes con la muerte de Aikanu. Nadie estaba satisfecho, ni Barbablanca, Garp (que deserto y ahora estaba entre ellos), Shanks, ni mucho menos Dragon y Sabo (quien recupero la memoria con la noticia de que sus dos hermanos de juramento estaban muertos), los Mugiwara desde donde se encontraban no se quedaban atrás.
