Capitulo Once

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Cuando José terminó de contarle lo sucedido el sábado pasado, la tímida chica de cabello castaño que vestía una remera de manga corta con rayas blancas y rosas, jeans azules y zapatillas blancas se sonrojó profundamente. Nunca hubiera imaginado que esa joven rubia que vivía al lado de la casa de su amigo sería tan atrevida como para espiarlos mientras se divertían un poco, ahora había alguien además de Yesica que conocía su secreto "Wedgie". A pesar de sentirse profundamente avergonzada y molesta, sabía perfectamente que José no tenía la culpa. Ella era muy razonable y no estaba enojada con él en lo más mínimo. Sin perder tiempo, el amable muchacho que vestía una remera roja de manga corta, pantalón negro y zapatos negros de suela gruesa miró hacia un lado y, mientras un leve sonrojo aparecía en su rostro, le continúo diciendo con cierta seriedad – Habiendo dicho eso, debes saber cómo me enteré que Cecilia nos estaba espiando -. Quería que su querida amiga estuviera al tanto de toda la historia y para eso sabía que tenía que contarle todos los detalles, debía saber cómo era realmente la traviesa chica rubia.

En el momento en que él le contó todo lo que había sucedido en la casa de la familia Aguilar, el sonrojado joven que aún no la miraba a la cara levantó la mano derecha y, mientras se rascaba suavemente la cabeza, dijo con algo de vergüenza – Lo sé. No estuvo bien que Cecilia nos espiara por la ventana, pero es buena persona y me prometió que no se lo diría a nadie... No te preocupes, créeme -. Luchó por controlar su excitación, pero el recuerdo del "Wedgie" que le había dado a su hermosa vecina y la ropa interior rosa que ella llevaba el domingo pasado se lo puso muy difícil. Por unos segundos dudó en decirle que había visto las bonitas nalgas de la chica rubia y que la había azotado un par de veces, pero decidió hacerlo para que Evelin pudiera ver que estaba siendo completamente sincero. Luego de ocultar con éxito su enorme emoción, José suspiró profundamente y, tras controlarse por completo, le dijo con calma – Al principio decidí no contarte lo que pasó porque no quería que tuvieras más preocupaciones. Pero después de pensarlo mejor, llegué a la conclusión de que a pesar de todo tenías derecho a saber... Perdón por no decírtelo antes -. Ahora que su querida amiga sabía que había sido espiada por Cecilia mientras recibía un "Wedgie" su conciencia estaba en paz.

Después de un largo silencio, el amable joven que esperaba una respuesta de Evelin la miró rápidamente y al ver que la hermosa chica había derramado algunas lágrimas, le preguntó con preocupación – ¿Qué pasa, pequeña? -. Nunca hubiera imaginado que ella estaría tan afectada al enterarse de eso. Al oírlo, la tímida muchacha de cabello castaño levantó las manos y, luego de secar sus suaves y húmedas mejillas, le dijo enojada – No quiero que vuelvas a hablarme jamás -. Se sintió realmente traicionada cuando escuchó lo que pasó ayer, no podía creer que él se haya divertido con alguien que no fuera ella. Sin perder tiempo, Evelin rápidamente le dio la espalda y, mientras cargaba su mochila blanca, comenzó a correr por el largo pasillo del hotel. Lo único que quería era estar lejos de José. Antes de que su querida amiga pudiera bajar por la elegante escalera interior de madera, el joven confundido logró alcanzarla y, tras detenerla tomándola suavemente de la muñeca, le dijo con mucha preocupación – ¡Lo siento! No llores por favor -. Realmente no podía soportar verla así. Además, no podía entender exactamente por qué estaba tan molesta.

Luego de escucharlo, la tímida chica de cabello castaño lo miró de reojo y, tras zafarse furiosamente de sus manos, le gritó enojada – ¡Te odio! ¡No quiero volver a verte! -. Estaba tan molesta que no pensó en las cosas que dijo. Sin perder tiempo, Evelin comenzó a alejarse rápidamente y, mientras bajaba por la elegante escalera interior de madera, pensó para sí misma – ¿Por qué darle un "Wedgie" a Cecilia si me tiene a mí? ¿No soy suficiente? -. Ella no podía entender cómo pudo haberle hecho algo como eso. En el momento en que la hermosa muchacha se perdió de vista, el joven melancólico que no sabía cómo había llegado a esto cerró los ojos y, mientras luchaba por calmarse, reprimió con éxito sus ganas de llorar. Hacía mucho tiempo que no se sentía así, le resultaba muy doloroso soportar la horrible sensación de vacío. Él pensó que una paliza horrenda no era nada comparado con perder la amistad de Evelin. Después de bajar a la planta baja del gran edificio, José salió del "Gran Hotel" sin ser visto por nadie y, tras ponerse sus auriculares y encender su MP3, emprendió el camino de regreso a casa. Estaba genuinamente angustiado por lo que había sucedido, pero pudo ocultar el dolor con gran éxito.

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