Capitulo Seis

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Ya eran las 11,50 horas del sábado. José se encontraba sentado sobre una silla, descansando después de una larga mañana de trabajo. El edificio en donde trabajaba estaba a tres cuadras del Centro, en sentido opuesto a su casa.

La hora de entrada era a las 7,00 horas y la de salida era a las 12,00 horas. Estaba realmente ansioso por volver a su hogar, ya que había quedado en verse con sus compañeras a las 13,00 horas. En su casa.

Ese año José había comenzado a trabajar en una pequeña empresa local que brindaba numerosos servicios de Salud a las personas de su ciudad. Entre los cuales se hallaban los servicios de Enfermería, Odontología y Psicología. También brindaba servicios funerarios.

Aunque el trabajo de José consistía en realizar labores de mantenimiento y limpieza, tuvo la oportunidad de participar en un par de servicios fúnebres. Gracias a la amistad que existía entre su padre y el fundador de la empresa, había logrado obtener un empleo a prueba. Por esa razón, a José se le había ordenado que asistiera solo un día a la semana.

Cada vez que iba trabajar se esforzaba al máximo, anhelaba tener un empleo estable. No ganaba mucho, pero era un pago decente por un trabajo decente. Quería pagar sus gastos universitarios y contribuir con los gastos del hogar.

Hoy José vestía su uniforme de trabajo. Una remera de color azul con el logo de la empresa, unos pantalones marrones y unos zapatos de color marrón oscuro.

En el instante en que el reloj de la pared dio las doce del mediodía, José se levantó, se despidió de sus compañeros de trabajo y salió a toda velocidad del edificio. Después de un momento, cruzó rápidamente la Plaza Principal y se dirigió a su hogar. Las mañanas Otoñales eran frías, pero no le afectaba como a los demás. Para esa hora ya hacía calor, por ese motivo llevaba su campera en el brazo.

Ya en su casa, José cruzó el jardín y fue recibido calurosamente por una de sus mascotas. Era una perrita mediana de color negro con marrón a la que su madre había llamado "Saga". Luego de acariciarla, entró a su casa y comprobó que sus padres ya se habían marchado.

En ese momento, José se dijo a sí mismo – Ya deben estar de camino a la casa de los familiares -. En la cocina podía escucharse, a todo volumen, una radio que se encontraba sobre un mueble de madera, sintonizada con su programa radial favorito.

En ese instante, el locutor dijo animadamente – Saludos a todos aquellos que recién nos sintonizan. Esto es "Con La Música En La Sangre" y yo soy "El Pájaro" Acosta. Prepárense para escuchar la mejor música del recuerdo. La música de ayer, hoy y siempre -.

Ya eran las 12,30 horas. En ese momento, José se dispuso a darse un buen baño. Quería estar presentable para cuando llegaran sus compañeras.

Después de bañarse, José se vistió con una remera verde de manga corta, un pantalón largo de color gris y unas zapatillas de color azul oscuro. En ese momento, observo el reloj del comedor y, al ver que faltan 10 minutos para que llegaran sus compañeras, decidió esperarlas a fuera.

Luego de unos segundos, José tomó una "Factura Dulce" y se dirigió a la vereda. En ese instante, el locutor dijo animadamente – Acabamos de escuchar "El Paraíso Eres Tú" interpretado por el "Grupo Pomada". No sé ustedes amigos, pero al escuchar estas canciones creo que puedo volar hacia el cielo y tocar a Dios -.

La empresa de construcción que edificó el barrio, donde vivía la familia de José, había utilizado los mismos planos para cada vivienda. Aunque muchas familias habían podido remodelar sus casas, su familia no contaba con los recursos para hacerlo. A pesar de eso, estaba bien cuidada.

Mientras observaba el cerro de enfrente, José se encontraba sentado sobre la pequeña verja que se encontraba al frente de su casa. Después de comer la mitad de su "Factura Dulce", se sumió en sus recuerdos. Por su mente cruzaba el recuerdo de los Wedgies que le había dado a Evelin.

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