Y yo, nuevamente, me suicido
poniendo mi ego sobre sus deseos,
poniendo mis deseos sobre sus egos.
Cometo harakiri
protegiendo
lo que nunca nadie ha protegido.
Cedo ante el honor
de defender lo poético...
lo poéticamente incorrecto.
***
Antología...
Veo tu rostro color de rosa en ese retrato de marfil. Me pregunto qué tipo de cosas tenías en mente como para dejarme así. El sonido de la tormenta quizás en tu zona sea leve, pero extraño tenerte junto a mí. El amor en ti era un vagabundo, lo entiendo. Mientras yo solo iba anhelando un futuro; un futuro donde ya no estaremos juntos.
Los vidrios se quiebran, el sonido de la lluvia se hace cada vez más fuerte. Los vidrios se quiebran, se acumulan los papeles. A veces cambian los papeles, antes le gritabas al viento cuánto me querías. Ahora solo soy un recuerdo inmerso en el olvido. Ahora solo soy un peso muerto en tu pasado. Me he decidido, aunque nunca he querido borrarte también de mi memoria. Eres de los mejores recuerdos que conservo. Eres los pocos momentos felices que tengo.
Siempre soñé con finales felices pero solo has sido musa para una docena de resmas de melancolía incompleta. Ahora eres solo un estorbo en mi consciencia, porque no puedo dejar de escribir sobre ti, sobre mí, sobre lo que pasamos, lo que juntos vivimos. ¿Sabes qué? Vete al carajo. No me regreses los regalos, puedes quemarlos en un acto de catarsis. No te regresaré tus regalos, voy a conservarlos mientras mi corazón y mente hacen sintaxis.
Estoy perdido, gotas de sal se mezclan con la tinta. Sigo pensando, en vano, que lo nuestro no debía perecer. Pero no hay nada que hacer, nada que hacer... Solo quiero darle puñetazos a la pared pero me contengo. A veces mis pies quieren saltar por el balcón pero me detengo. Dos pisos de altura no serán capaces de cesar esta tortura. ¿Por qué el amor duele? ¿Cómo es que la ilusión se vuelve locura? ¿Por qué dejaste de quererme?
Sucedió de repente, de la noche a la mañana. Dejaste de pertenecerme y escupiste con tus labios palabras crueles. Tengo el cerebro tatuado con todos tus insultos. Me pregunto si alguna vez llegaste a amarme así como yo lo hacía. Asumo que lo nuestro fue unilateral desde el inicio, siempre fui yo quien le daba principio a las muestras de cariño; tú solo te escondías y mentías y hacías y deshacías. Me dijiste que no varias veces para luego volver a jurar que me pertenecías; es un trago amargo que conservo entre lágrimas.
Entro en un estado de sonambulismo, donde mis manos se disocian de mi cabeza y solo voy formando letras. No soy capaz de reconocerme a mi mismo. No soy capaz de leer lo que escribo, solo hay recuerdos atropellados del llanto matutino.
¿Recuerdas la primera vez que nos tomamos de la mano? Fue algo inevitable que ambos viéramos el piso, era la única dirección aceptable para nuestra timidez. ¿Te acuerdas de la vez que te quise besar y te dio hipo? Hay una sonrisa en mi boca, pues solo me queda recordar. Recordar todo y desear que solo sean espejismos.
A veces te maldigo.
Las madrugadas luego de conocerte fueron inofensivas, ahora parecen un gato arisco. Me escondo entre sábanas de indiferencia porque no me quiero levantar. Rara vez mis pies tocan el piso. Los días pasan por mi ventana pero solo escucho la lluvia. Me pregunto si habrás llorado por mí así como yo te estoy llorando. Me pregunto si alguna vez te importé o yo soy el único lunático, que se enamoró de una historia imperfecta que no tenía final.
Te tuve en mis manos, te tuve entre mis brazos, besé tus párpados y recorrí tu cuerpo a besos. Ahora no puedo recordar el sonido ni el aroma de esos momentos porque me hacen sentir enfermo. Ver tu rostro se ha tornado en una experiencia vomitiva. ¿Cómo es que siquiera llegué a amarte tanto? Ojalá caigas y te tuerzas el cuello; ojalá te mueras por no haberme amado.
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II
Un día, vi cómo la luna desaparecía.
La lluvia en la ventana era borrosa y difusa. Así como la luna, tu existencia debe hacerse a un lado.
Es catorce de febrero y solo deseo arrancarme estos labios
que una vez te besaron y ahora se esconden en agonía. Agonía provocada por causa tuya.
A veces la tranquilidad solo se consigue gritando. Le hice un hoyo a la pared, hoy me tocó repararlo.
Ibas de la mano con un chico asiático.
III
Dicen que me conocen aquellos fieles a los medios monocromáticos.
Dicen que me buscan los uniformados.
Dicen que en mi barrio te andan buscando.
Dicen que quemaste todas mis cartas este fin de año.
IV
El sonido de la lluvia antes era molesto, ahora me conduce a la calma. Aunque está soleado, es raro. Vivo predispuesto a escuchar gotas cayendo sobre el asfalto. Tu peso sumado a la gravedad ha de ser un sonido extraño. Hace dos años no nos tomamos de la mano.
Tu rostro ha perdido el color, hasta tu novio se ve más pálido.
Hay papeles que decoran tu altar, son todas las cartas que me has robado pero nunca has tocado.
Pronunciar tu nombre dejó de ser sagrado, solo estamos tú y yo en esto, tomados de la mano. En la punta de un décimo piso, tomados de la mano.
En la esquina de un edificio, viendo solo hacia abajo.
La tormenta me calma, la tormenta alivia el malestar de llevar meses esperando. La suma de tu cuerpo con la gravedad...
Ya no es un sonido extraño.
He repetido este ritual un par de veces. Mamá sabe que yo maté a nuestro perro. Es lo mismo que esa vez. Di amor y mordieron mi entrepierna. Di amor y pintaron mi existencia con palabras inconexas. No sé si tengo el control, mis piernas son ahora las que tiemblan.
Recuerda: es tu culpa que haya hecho esto. Es tu culpa por no cumplir con el contrato que firmaron nuestros cuerpos. Te amo más ahora porque solo serás un recuerdo.
La monocromía de los medios, seguro me ha de devorar entero, por eso es mejor dar el primer paso primero.
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